Según la psicología avanzada, buena parte de la personalidad se modela en el episodio perinatal, el trance terrible de salida del útero, corto para el reloj pero interminable para el niño. En el período perinatal de nuestra democracia la evacuación del Sahara fue un hecho traumático y poco honroso, pero a la vez la condición de posibilidad para la instauración de una Monarquía continuista en la forma y rupturista en el fondo: de haberse montado allí una guerra, a saber lo que hubiera pasado aquí. De aquellos polvos vienen estos lodos, pues lo que ocurre en el trance perinatal no se olvida ya nunca. Aunque entonces apenas nadie dijera mu, la salida del Sahara fue tan vergonzosa que nunca la hemos asumido del todo. En el subconsciente aún no hemos salido de allí, pues un muerto mal enterrado tiene otra vida como fantasma, hasta que de algún modo se repare el desafuero y se vaya la culpa.