Si se cumplen las previsiones de las principales instituciones –es un decir, a la vista de lo que acaba de ocurrir con la Platja de Palma– los accesos a la capital balear y la relación de ésta con el resto de la isla, en cuanto a tráfico rodado, experimentarán una transformación sustancial en los próximos años. Las inversiones en ferrocarril o el proyecto de tranvía no son todavía significativos en sentido práctico y por tanto sigue importando en grado sumo cuanto se haga sobre el asfalto. Es, por otra parte, el efecto y la consecuencia de haber concentrado en la periferia palmesana el grueso de los servicios y las actividades de una isla que definitivamente ha asimilado su condición metropolitana y a partir de ella se ve forzada a afrontar realidades y situaciones cambiantes cada día.

Por tanto, las cosas son como se presentan y las redireccionan las decisiones o las oportunidades políticas. Con el hospital de Son Espases abierto, promociones urbanizadoras en Son Bordoy y el Palacio de Congresos creciendo entre incertidumbres de financiación, todo se complica y se somete a embotellamientos y dificultades de tránsito creciente. Habrá que aliviar pues a la ciudad turística y de servicios y procurar, al mismo tiempo, no espantar a quienes, por devoción o por obligación, se adentran o se aproximan a ella. Despejar tal ecuación no es fácil ni sencillo.

A la iniciativa de Cort en alianza con el Consell y Govern conocida la semana pasada y consistente en amortiguar el efecto o la prepotencia del tráfico sobre el Paseo Marítimo, trasformando en boulevard su cruce con el Palacio de Congresos y abriendo al mar las calles de la misma altura, se suma ahora otra iniciativa de mayor envergadura por parte del Consell.

Con miras a 2015, porque el proyecto ni siquiera está elaborado y todo depende de las posibilidades presupuestarias, se acaricia el plan, con alto impacto por otra parte, de prolongar la autopista del aeropuerto en dirección a la Vía de Cintura. Es un cambio de concepto. Para plasmarlo sobre el terreno será necesario levantar un Escaléxtric de tres niveles junto al Camí Salard con la finalidad de abrir nuevas conexiones y distribuir con fluidez el tráfico hacia los grandes puntos neurálgicos de Mallorca, como Manacor, Inca o, sin ir más lejos, facilitar la entrada al vecino Molinar. Esta fórmula permitiría también llegar desde el aeropuerto a Andratx sin dejar la autopista. Más comodidad y ahorro de tiempo para los conductores y menor presión y agobio sobre la ciudad, pero también faltaría saber si los moldes utilizados son los más adecuados para una isla de alta presión poblacional, espacios en reducción y, pese a los avances, déficits de transporte público. Mallorca se vuelve más compleja de cada día y ello obliga a la autocorrección constante y apenas planificada.