Doy un repaso al libro de ejercicios de Lengua y Literatura de 1º de ESO que estudia mi hija. Veo un capítulo que me llama la atención sobre las técnicas del relato. Leo al azar: "Tiempo cronológico del relato", "tiempo interno de los personajes", "prolepsis narrativa"… Le pregunto a mi hija si entiendo algo. Se encoge de hombros y me dice que no. Le pregunto si le interesa. Se encoge de hombros y me dice que no. Pero ella sigue haciendo sus deberes, forcejeando con la prolepsis narrativa (también llamada prospección), y después con el tiempo "cronológico" de la narración, que es distinto –faltaría más- del tiempo "interno" de los personajes. No le gusta lo que hace, pero un extraño sentido del deber le impulsa a estudiar estas cosas que no comprende ni que tienen ningún sentido para ella.

Pero es que alguien debería preguntarse qué clase de demente ha diseñado los temarios de la ESO. ¿Nos hemos vuelto locos? Mi hija va a cumplir trece años y está estudiando temas sobre los que muchos escritores no sabrían dar una explicación razonada. Tengo cierta experiencia en talleres de narrativa y he mantenido algunas charlas con escritores sobre cuestiones técnicas, pero nunca, que yo recuerde, se me ha ocurrido nombrar la prolepsis narrativa, también llamada prospección (o incluso "flash forward" si se usa el lenguaje cinematográfico). Y sólo en contadas ocasiones he comentado el tiempo "interno" de los personajes, que es distinto del tiempo cronológico, pero lo he hecho ante alumnos de un taller de escritura que tienen un gran interés en la narrativa y que además son magníficos lectores y saben escribir bien. De otro modo, estas explicaciones habrían sido absurdas.

¿Es que nadie ha caído en la cuenta de que los estudiantes de ESO no son lectores voraces ni poseen una gran capacidad expresiva? Justamente lo que se debería hacer con ellos sería familiarizarlos con la lectura y demostrarles que hay miles de libros y cómics e historias que les harán disfrutar y los distraerán mil veces más que un programa de la tele o el chat de tuenti. Y una vez más nos equivocamos en los planteamientos educativos. ¿No sería mejor que los estudiantes leyeran un puñado de narraciones adecuadas a sus gustos, aunque fueran de la serie "Crepúsculo" o de "Fairy Oak", antes de enseñarles el tiempo interior de los personajes? ¿Y no sería mejor que hicieran resúmenes orales y escritos de sus lecturas, y luego las comentaran en clase y aprendieran a argumentar por escrito? ¿Y no sería más lógico que aprendieran a explicar las tramas y los personajes de los libros o cómics que habían leído, y luego estudiaran técnicas narrativas, si es que eso hace falta, que no sé muy bien si la hace?

Pero hacemos justo lo contrario. Y es que nuestro sistema educativo tiene la pésima costumbre e construir la casa por el tejado. Se le da demasiada importancia a los áridos temas abstractos, antes de intentar por todos los medios que los alumnos de ESO entiendan un texto narrativo, y lo aprecien y lo disfruten, y luego lo resuman y lo expliquen por escrito. Habría que recuperar las redacciones, para que el profesor enseñara el buen uso del vocabulario y la sintaxis, y después los alumnos deberían acostumbrarse a escribir con claridad y precisión (los profesores tendrían ahí una tarea gigantesca). Basta ver la sintaxis paupérrima de nuestros políticos (desde De la Vega hasta Zapatero y Rajoy y Cospedal y tantos otros) para comprobar que este país tiene un grave problema sintáctico. Por un Rubalcaba o un Jáuregui, que son capaces de articular con precisión el pensamiento, hay quinientos babiecas que parecen incapaces de expresar una sola idea compleja. Pero es que el sistema está pensado para que la gente se exprese mal, porque nadie se toma la molestia de enseñar a hablar y a escribir. Y los institutos, en vez de enseñar la prolepsis narrativa, deberían proponerse la tarea de conseguir un buen uso del lenguaje por parte de los alumnos, cosa que les serviría por igual para ser médicos o biólogas o mecánicos o juezas.

Nos quejamos del fracaso escolar, pero muchas veces este fracaso no es más que una consecuencia del fracaso del sistema educativo. Se puede fracasar por ser demasiado teórico. Se puede fracasar por despreciar lo evidente. Se puede fracasar por no saber dar los pasos adecuados desde lo más fácil a lo más difícil. Y no vamos por buen camino.