A la dificultad de un traslado tan grueso y complejo como el de Son Dureta a Son Espases, se añade ahora la exigencia sindical de retrasarlo, al entender que el amplio y moderno complejo sanitario situado junto a La Real no estará en disposición de recibir con garantías al grueso de profesionales y pacientes, durante la primera semana de diciembre. A la vista de los prolegómenos y de cómo se han desarrollado las cosas o de las noticias que ha generado el impactante y flamante trasatlántico insignia de la sanidad pública balear, no extraña en exceso que se haya producido esta contestación sindical. Pero, aún con ello e incluso independientemente de su justificación, no se puede infravalorar o minimizar porque, una vez hecha pública, la alarma ya está creada. Al nerviosismo propio de unos primeros usuarios de Son Espases que sabrán, como en cualquier casa nueva, que durante los primeros días las cosas no están en su lugar, ni los utensilios a punto, se añade la inquietud del aviso profesional que indica que todavía es pronto para estrenar los inmuebles.

Unos sindicatos que no andan sobrados de unidad de acción se ponen ahora sin embargo de acuerdo para decir al unísono que las cosas en Son Espases se han hecho demasiado rápidas, con "total oscurantismo" y con la mirada fija en un "calendario electoralista". No es buen envite para acudir al nuevo centro sanitario a remediar o controlar males y dolencias. Pero no sólo eso, la dolencia mayor, el mal de raíz para poder estrenar con garantías Son Espases, está por lo visto en un programa informático llamado Millennium, del que todo el mundo reniega porque fue el peor puntuado por el comité de médicos asesores y que, en expresión sindical, puede ser bueno para un hospital privado norteamericano, pero carece de sentido en el ámbito de la sanidad pública europea. Independientemente de su valor, muchos profesionales llegarán a Son Espases sin conocer las teclas que deben pulsar para que sus ordenadores funcionen. Según los sindicatos, esta carencia de formación afectará a centros neurálgicos y sensibles del hospital.

La conselleria de Salud dice que en todo caso "se priorizará, como ejes claves, la calidad del servicio y la seguridad de los pacientes" ¡Vaya novedad! Se daba por sentado y por elemental. El problema está es que los sindicatos –todos– afirman que en las consultas externas por abrir la próxima semana y en el traslado del puente de diciembre es imposible cumplir con estas premisas. El usuario potencial de Son Espases, o ya citado, no lo sabe ni dispone de medios para corroborarlo. Pero tiene derecho a la seguridad y a una tranquilidad que, dada la premura de tiempo, debe llegarle de forma inmediata. Seremos escépticos sobre ello porque la polémica de última hora que se ha desatado en torno a Son Espases, es para enfermar.

Un equipo de 250 personas trabaja en el traslado mientras los profesionales de la sanidad en mudanza dicen que no saben nada de ello. No será fácil para el paciente defenderse entre la descoordinación y los celos.