El Partido Popular ha comenzado a difundir oficiosamente la noticia de que Rajoy cuenta con Alberto Ruiz-Gallardón para las elecciones generales de 2012. En cierto modo, no es una novedad ya que en mayo de 2008, cuando tuvo lugar aquel célebre rifirrafe entre Aguirre y Gallardón junto a Rajoy en un ascensor en la sede madrileña del PP, el presidente popular ya tranquilizó al alcalde de Madrid, que amenazó con retirarse de la política, con la promesa de ser convocado a la política nacional.

A juzgar por las encuestas, Rajoy tiene grandes posibilidades de ganar las próximas generales y de convertirse por tanto en presidente del Gobierno. Pero la consolidación de su liderazgo no es completa, ni consigue el líder popular imponerse de manera clara. Preocupante para el PP ha debido ser un artículo publicado recientemente por Belén Barreiro, la anterior directora del CIS. En dicho trabajo, la autora ofrece tres razones para dudar de que Rajoy sea capaz de vencer en las elecciones del 2012: primera, su incapacidad, incluso en una coyuntura que le es tan objetivamente favorable, para sobrepasar a Zapatero en valoración media. Segunda, la percepción global que el electorado tiene del PP, en comparación con la del Gobierno: de las 16 áreas políticas por las que se pregunta, los socialistas se imponen en 12. Y tercero, la de que los ciudadanos creen que el PP, ya de por sí situado en posiciones lejanas al centro, se ha derechizado en los ultimos meses; curiosamente, no sólo los progresistas advierten ´la derechización de la derecha´: también lo hacen los centristas y los electores de perfil ideológico indefinido.

El anuncio de que Alberto Ruiz-Gallardón será el número dos –o el tres, si Rajoy decide acompañarse de una mujer en la lista madrileña- en las próximas generales alivia este problema ya que tal incorporación centraría al candidato Rajoy, al tiempo que ofrecería muchas más garantías intelectuales y de liderazgo a los indecisos. Aunque, por supuesto, la promoción del munícipe madrileño abre problemas graves en el seno del PP, ya que todo indica que se mantendrá la pugna entre Aguirre y Gallardón, ambos rivales antiguos que se disputan más o menos solapadamente la sucesión o el relevo de Rajoy. En este sentido, los resultados de ambos en las elecciones autonómicas y municipales de mayo serán relevantes y significativos.

En efecto, la entronización de Gallardón en la política nacional sería más fácil si Tomás Gómez consiguiera que Aguirre no lograse la mayoría absoluta, lo que en esta ocasión no significa que pierda el poder automáticamente puesto que no se conoce lo que pueda hacer UPyD si logra representación en la cámara madrileña (algunas encuestas le otorgan el 5% de los votos, necesarios para obtener presencia). Pero si la presidenta madrileña se afianza en el cargo gracias a un buen resultado, su rivalidad con Gallardón continuará inflamada y no puede descartarse que opte por dar la batalla.

Los resultados de las municipales y autonómicas de mayo tendrán asimismo consecuencias en la estabilidad interna del PP: si este partido obtiene en conjunto un buen resultado, Rajoy se consolidará y su propuesta de tándem con Gallardón adquirirá todo el sentido. Pero si el PP no alcanza las expectativas, no faltarán quienes se pregunten por qué Gallardón ha de ir de número dos y no al frente de la opción conservadora.