Se suponía que la intención del ministerio de Fomento de negociar y convencer a las compañías aéreas para que bajaran sus tarifas para Balears sería difícil de llevar al terreno práctico. Transcurridos dos meses, confirmado está. Y no sólo eso, se ha disparado una especie de juego de engaños, generado en buena parte por la locuacidad y la contundencia verbal del propio ministro Blanco, que abona el terreno de las medias verdades, la ambigüedad y, en consecuencia, la confusión. Los precios no aterrizan. Mientras, se incrementan los bulos en el aire.

En respuesta a una interpelación del senador Pere Sampol, el ministro de Fomento afirmó anteayer que ya disponía "de la aceptación de una compañía para revisar sus tarifas básicas y estamos seguros que esto va a introducir elementos de competitividad que arrastrarán al resto a bajar los precios". Enseguida ha quedado claro que la aerolínea aludida era Iberia y también que José Blanco había acelerado en exceso, porque portavoces de su propio ministerio se vieron obligados a matizar sus palabras en el sentido de que, de haber, sólo había meras negociaciones. Eso mismo acabó diciendo Iberia al aclarar que, por supuesto, había aceptado hablar, pero que ello no implicaba, ni mucho menos el compromiso de bajar los precios en vigor para sus vuelos a Balears.

Parece claro pues que el ministro Blanco sólo se preocupó de sortear el aprieto político inmediato de una pregunta en el Senado y después, que cada uno administre o aclare el bulo como considere oportuno. Poco serio al fin y al cabo. También poco respetuoso con el crucial sector de la navegación aérea o el simple ciudadano de Balears que, repitámoslo una vez más, siempre se ve en la necesidad periódica de tomar una avión.

El problema, en realidad, es mucho más grave, porque el ministerio sólo se ha puesto en contacto con Iberia sin que ello, en contra de lo pregonado por José Blanco, garantice nada. Air Europa, Spanair o Air Berlín, por ejemplo, no tienen noticia alguna de Fomento. "Cuando sepamos qué quieren hablaremos" dicen, al mismo tiempo que dan por sentado que ni siquiera se les ha pasado por la cabeza rechazar un, todavía hipotético, envite de negociación por parte del ministerio. Sea como sea, el asunto está realmente verde, porque parecen existir confusiones hasta en los conceptos elementales. Fomento habla de recortar las tarifas básicas pero, "¿Qué es una tarifa básica?" interpelan las compañías. Todo indica que, por regla general, se entiende por ello el coste más alto posible del billete y está por ver el efecto que la reducción podría tener sobre los fines pretendidos. En realidad, las aerolíneas se muestran mucho más confiadas en la regulación propia del libre mercado que en un acuerdo directo con Fomento.