El ascenso de Rubalcaba ha sido la consecuencia lógica de la preocupación de Rodríguez Zapatero ante el deterioro inaudito de la imagen de su gobierno y la suya propia a causa de la crisis. Rubalcaba representa, además del ascendiente un tanto maquiavélico del político profesional de relieve, la esfera de influencia y de poder económicos ligada al ´felipismo´, por lo que la conversión del ministro del Interior en báculo del ´zapaterismo´ significa, de un lado, una llamada a la cohesión interna de la familia socialista y, de otro lado, la renuncia de Zapatero a mantener sus preferencias mediáticas, es decir, a continuar inclinándose hacia Mediapro, el grupo presidido por Jaume Roures y apoyado en dos grandes amigos del jefe del Ejecutivo: Miguel Barroso –primer secretario de Estado de Comunicación de ZP y marido de Carme Chacón– y José Miguel Contreras.

Si pensamos, como Oscar Wilde, que sólo los necios no creen en las apariencias, habrá que reconocer que es muy sintomático y revelador el hecho de que sólo unos días después de la promoción de Rubalcaba a la primera vicepresidencia del Ejecutivo, la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) haya autorizado la fusión de Telecinco y Cuatro, que en realidad es la absorción de ésta por aquélla. La operación, como es conocido, tiene por objeto el saneamiento del grupo estructurado en torno a Prisa, mediante una estrategia que incluye, además, la entrada de Telefónica y de Telecinco en Digital +, con el 22% cada una. Esta segunda operación no ha sido dictaminada todavía por la CNC.

La CNC había demorado largos meses la solución del expediente Telecinco/Cuatro al tiempo que filtraba opiniones adversas sobre la operación. Sin embargo, las gestiones desarrolladas conjuntamente por Juan Luis Cebrián y Paolo Vasile han rendido frutos, y las condiciones impuestas a las dos compañías para llevar a cabo la fusión son llevaderas: se limita la contratación conjunta de publicidad y la contratación en exclusiva de contenidos.

Antena 3, que de momento no consuma su intención de absorber La Sexta, se ha mantenido silente e inmóvil, ya que las limitaciones que pudiera imponer la CNC acabarían redundando también en su contra. Realmente, Antena 3 se beneficia de la fusión Telecinco-Cuatro ya que se crea un duopolio de hecho, con capacidad suficiente para condicionar decisivamente el mercado publicitario. Sobre todo, después de la eliminación de la publicidad en TVE, hecho que ha permitido que los ingresos por publicidad de Telecinco hayan sido de 573 millones de euros hasta septiembre, un 29% más que en el mismo período del año anterior. Antena 3 se ha llevado igualmente una gran parte del pastel.

En este marco, la posición de La Sexta es difícil, ya que se queda aislada y en una situación financiera muy delicada. Y, lo que es más grave, sin apoyos políticos que puedan conmover a sus acreedores.

Así las cosas, el PP ha filtrado su intención de que RTVE vuelva a emitir publicidad y a financiarse de nuevo por este medio. Rajoy deberá medir este designio ya que es evidente que, si lo mantiene, tendrá que enfrentarse a la implacable hostilidad de los dos grandes multimedia, que han conseguido remontar la crisis gracias a aquella decisión política.