La jornada de hoy miércoles se presume como un día trascendente para el PP de Balears. Tanto que su futuro, o lo que es más importante, su paz interior, pueden depender en buena parte del modo en que se desarrollen los acontecimientos de este tercer día de noviembre. Una cosa esta clara, de entrada, sobre todas las demás. Tanto la directiva regional encabezada por José Ramón Bauzá, como los barones del llamado grupo regionalista que exterioriza su preocupación por la "deriva" españolista en que, según su opinión, ha entrado el partido, se muestran conscientes de que la principal formación política de las islas no puede seguir exhibiendo la imagen de crispación, desencuentros, cuando no peleas directas, que ha mostrado de forma insistente en las últimas semanas. Algo habrá que hacer.

El presidente Bauzá ha decidido tomar la iniciativa y preocupado, entre otras cosas porque sabe que quienes están descontentos con su gestión han evaluado la posibilidad de forzar un congreso extraordinario, ha convocado para hoy una reunión con todos los barones o personas que tienen peso específico y capacidad de representación en el partido. El objetivo es frenar la contestación interna y adquirir un compromiso de gestión y línea política unitaria. A Bauzá le gustaría –que pueda conseguirlo es otra cosa– poder presentarse con este logro a la comida que ha convocado para el próximo viernes con todos los alcaldes del PP de Mallorca. Habrá que negociar y desplegar dotes de consenso y renuncia, porque nadie va a dar su brazo a torcer con facilidad o a cambio de nada.

Ningún acuerdo será posible sin mirar a Palma y más en concreto a la designación del candidato para Cort, con lo cual, José Maria Rodríguez consolida su posición determinante sabedor de que dispone del respaldo manifiesto de las bases del partido en la ciudad. Un movimiento semejante para la alcaldía de Palma al del Consell para imponer a Maria Salom sería, ahora mismo, una bomba de relojería cuya espoleta se encargaría de activar el mismo Rodríguez, un hombre que, según todos los indicios, sigue acariciando la posibilidad de ser él mismo el aspirante a alcalde. Lo que no hará es admitir que se tome una decisión al margen de su criterio.

Si esto ocurriera, Rodríguez podría acabar uniéndose, en una posición de conveniencia más que de convicción, a los barones regionalistas desheredados, en una posición que debilitaría hasta el extremo, la situación de José Ramón Bauzá y tendría consecuencias de predicción compleja. Pero, por otra parte, la única salida que tiene el presidente regional del partido para afianzar su liderazgo, es acertar con actuaciones que permitan salir de la reunión de hoy con los ánimos calmados y con un discurso consensuado y asumido por todas las partes de ideas e intereses contrapuestos.