Todos los indicios apuntan a que el Govern rescindirá está misma semana el contrato que mantiene con Rafel Nadal y que le permite usar el nombre y la imagen del número uno del tenis mundial como influyente reclamo turístico para Balears. La ruptura no vendrá motivada sin embargo por un desencuentro entre las partes o por dificultades de negociación puntual. Tiene una explicación mucho más sencilla y también más sorprendente y preocupante. No es otra que la imposibilidad económica de la conselleria de Turismo para poder pagar al tenista de Manacor. Tan vital departamento de la administración autonómica es ahora mismo el desierto financiero sobre el que se ha llegado a expandir una deuda de 47 millones de euros, ni más ni menos que el 70% del presupuesto de la propia conselleria. Está claro pues que el problema concreto, ni más importante, no es Rafel Nadal o su caché, sino que estriba en la incapacidad de maniobra económica de Turismo, hasta el extremo de verse obligado a rescindir contratos y compromisos.

El problema, por muy amagado que se sostuviera, tenía que saltar en un momento u otro. Resulta tan agudo que hasta el propio Govern parece haber tejido ya un plan de rescate del departamento de Joana Barceló que le llevará a inyectar 20,5 millones de euros, pero el resto deberá equilibrarse a largo plazo con un plan de refinanciación de una conselleria que, entre sus lastres, tiene el de haber estado en demasiadas manos, y a merced de las tormentas políticas de UM, o las conveniencias del PSOE, en el periodo de gobierno todavía en vigor.

Pero, si como ha quedado claro, Nadal no es el problema, sino la imposibilidad de pagarle, el modo en que se ha gestionado el contrato con el tenista o los malos usos de promoción de su imagen, son suficientemente explícitos de un modo de hacer de Turismo que habita en los canales directos del despilfarro en vez de la eficacia necesaria. Hace poco, la conselleria se gasto 200.000 euros en la grabación del último anuncio televisivo con Rafel Nadal pregonando los encantos turísticos de Balears. La secuencia sólo ha podido ser contemplada por los espectadores de Euroesport, un canal temático y por tanto de difusión limitada. Ningún televidente de las cadenas generalistas ha visto el anuncio porque no ha habido dinero para pasarlo en estas emisoras de mayor difusión. Es igual que cuando llegas a Son Sant Joan y te topas con el cartel de la sonrisa amable del número uno del tenis dándote la bienvenida a su tierra. ¿No habíamos quedado en que el potente revulsivo de su imagen era para usar en el exterior? Ahora ya no se podrá colocar ni siquiera en la trascendente feria de Londres de la próxima semana. Desde Francesc Buils a Joana Barceló, pasando por Miquel Nadal y Miquel Ferrer, la conselleria de Turismo del Govern Antich ha permanecido como una ventana abierta a la provisionalidad que la ha llevado a la improvisación y a la arbitrariedad derivada en despilfarro. Ahora no tiene ni para vender su producto vital.