Nunca logramos agotar la capacidad de asombro ligada al escándalo. Hace dos días que los Martí Mingarro y por lo que nos afecta, Javier Martí Asensio, han abandonado, prácticamente a la fuerza, el Real Mallorca y ya median dos graves denuncias judiciales contra ellos. La venta del club a esta familia, o al grupo empresarial de su propiedad, ha resultado ser un gran fiasco. Han bastado horas para confirmar, ya con datos y evidencias contrastables, que han engañado por igual a la entidad, a los jugadores y trabajadores, a la afición y a la sociedad mallorquina en general. Si nada más retomar las riendas del Mallorca era Mateu Alemany quien presentaba una denuncia judicial contra los Martí Migarro por haber hallado "partidas sin justificar" y graves descuadres contables, poco después era el presidente, Tomeu Vidal, quien se veía obligado a activar su condición de letrado y presentar otra denuncia, contra el administrador de Safín Gestores y hasta el martes consejero delegado del Mallorca, Javier Martí Asensio, también contra quien ha sido director financiero de la sociedad anónima deportiva, Ernesto Chaves y contra el anterior vicepresidente, Javier Martí Mingarro.

Los hechos tienen que ser muy graves cuando el presidente denuncia por la vía rápida a quienes le colocaron en el cargo. Y realmente lo son. El escrito presentado por Vidal ante el juzgado de instrucción sostiene, con soporte documental, que los anteriores propietarios pueden haberse apropiado de un mínimo de 700.000 euros de la caja del club. Pero no sólo eso, usaron presuntamente el dinero de la entidad para hacer efectivo el primer pagaré por la adquisición de la entidad. Y aún más, abonaron a su propia sociedad, Safín Gestores, unos 105.000 euros en concepto de comisiones por la gestión de cambio de propiedad de la entidad deportiva. Las investigaciones prosiguen ahora para determinar el alcance de otros gastos considerables, altamente sospechosos, efectuados por Martí Asensio en locales de ocio nocturno con tarjetas de crédito con cargo al club.

Con todo este panorama y con expolio y engaños reiterados tan veloces, el milagro está en que el Mallorca, en lo deportivo, mantenga una situación tan holgada. Los puntos y la clasificación lograda por los hombres de Gregorio Manzano tiene mayor mérito y valor en este sentido. La profesionalidad, cuando es efectiva, siempre prevalece y en el Mallorca, en el terreno deportivo, lo ha hecho. Pero entre una cosa y otra, ahora tenemos un club con anverso y reverso y dos caras opuestas. Aceptable por lo menos sobre el césped y pésimo en los despachos. Mateu Alemany y Tomeu Vidal tienen ante sí su peor papeleta porque, evidentemente, cuanto se ven obligados a airear, entre otras cosas para cubrir sus propias espaldas, no atraerá a nuevos compradores. Pero ahora lo más urgente es seguir indagando el verdadero alcance del expolio obrado por Martí Asensio. Es imprescindible para exigirle responsabilidades más allá de lo estrictamente económico.