En estas mismas páginas se publica un resumen del informe de Quaderns Gadeso que refleja los principales problemas que afectan a las personas/familias de Balears, así como los índices de confianza respecto a las distintas Administraciones. Se pueden utilizar mil y un eufemismos, pero la realidad es que el ciudadano percibe la situación como una crisis económica. No se trata de provocar alarma social, pero tampoco de negar una realidad preocupante también en Balears.

Especialmente la economía de nuestras clases medias y bajas vive en sus carnes un aumento incontrolado del coste de la vida y la espiral continúa de las cuotas de la hipoteca. Todo ello aderezado, en el caso de no verse afectado por el desempleo, por una percepción de inestabilidad en su puesto de trabajo. Se reconoce que las causas profundas de la actual crisis socioeconómica son externas (precio de los hidrocarburos y de los productos básicos de alimentación, crisis de liquidez y confianza del sistema financiero), gestionadas por tiburones especulativos fruto de una globalización salvaje. Pero, también suelen darse causas propias, que en el caso español es el desplome de la burbuja inmobiliaria.

También en nuestra Comunidad, además de estar afectados por causas externas y por la crisis inmobiliaria, tenemos algunas causas propias que bien diagnosticadas podrían convertir la crisis en una oportunidad. Nuestro sector turístico goza de una salud relativamente aceptable. Pero si el sector servicios, que no sólo incluye la actividad turística directa, pretende seguir siendo el motor de nuestra economía deberemos plantearnos de modo serio y coherente un cambio de modelo más allá de las palabras. Nuestro actual modelo económico difícilmente tiene futuro.

Pero hoy los ciudadanos no perciben horizontes claros ni en su situación personal/familiar, ni en la economía vigente en nuestra Comunidad. Uno de los motivos es la desconfianza hacia las diversas Administraciones y gobiernos, que de algún modo tienen influencia positiva o negativa en nuestra situación socioeconómica. Este dato es relevante, porque sin confianza resulta muy difícil superar las dificultades existentes.

A los gobiernos, incluido nuestro Govern, aún sabiendo que no son los auténticos culpables, se les demanda tomar medidas en una doble dirección. Por una parte, diseñar y aplicar políticas socioeconómicas en base a un modelo económico, sostenido y sostenible, que nos permita ser competitivos a medio plazo, contando con los agentes económicos y sociales. Por otra parte, tomar medidas concretas de choque dirigidas a suavizar la crisis. Desde tal perspectiva se percibe como positiva la iniciativa del Govern de reunirse con los agentes económicos y sociales para diagnosticar conjuntamente el nivel de gravedad de nuestra situación socioeconómica. Pero, más allá de la foto de familia, se les pide pasar de las palabras a los hechos.

La percepción ciudadana de crisis económica puede convertirse en crítica, si los gobiernos no consiguen la confianza de sus ciudadanos. Tal confianza no se consigue obviando la crudeza de la situación, sino poniéndose las pilas aplicando políticas de reactivación económica. Desde inversiones públicas para reactivar la construcción, hasta políticas sociales que van desde posibles y difíciles reconversiones laborales/profesionales hasta programas dirigidos a los colectivos mas vulnerables. Sin olvidar nuestras propias responsabilidades como ciudadanos. Cabría preguntarnos sí con excesiva frecuencia no hemos vivido alegremente por encima de nuestras posibilidades reales creyendo que en el monte todo era orégano.