El presupuesto de la Comunidad Autónoma, como todo presupuesto, constituye una materia árida, poco o nada brillante y difícil de analizar. No obstante, la trascendencia que tiene para la sociedad, para su presente y para su futuro, siempre exige un esfuerzo de análisis para poder aquilatar el rumbo que está tomando la salud financiera de nuestros asuntos públicos; salud trascendente, no sólo para el presente, sino también, y de manera especialmente crucial, para el futuro.

No me cabe duda que los actuales responsables en materia de presupuesto de la Comunidad Autónoma pretenden ser personas de rigor, poco dadas a las componendas estrafalarias y a la gestión alegre de los asuntos públicos. Sin embargo, no pueden sustraerse al hecho de vivir en determinado contexto político y la política, más si cabe en gobiernos de coalición especialmente numerosos, es el principal enemigo del rigor, la coherencia, y la buena y prudente gestión. El presupuesto de la Comunidad Autónoma para 2008, liderado, al menos nominalmente, por el conseller Manera, es un buen ejemplo de ello.

De toda la maraña de cifras que componen un presupuesto, hay una esencial y sencilla que es la que da la pauta del conjunto. Concretamente, es la que referencia la evolución del presupuesto con la evolución prevista para la economía. Dicho de manera más precisa, se trata de comparar el aumento del conjunto del presupuesto con el aumento previsto para el Producto Interior Bruto nominal de nuestra economía. De este modo, si el presupuesto aumenta más que la economía es un aviso de falta de rigor, sobre todo si el marco general que se persigue -y en España es el de la estabilidad presupuestaria- va en la dirección contraria.

En este sentido, las cifras son elocuentes: El primer presupuesto que presenta el Conseller Manera registra un aumento del 14,82% sobre el del año 2007. Y dentro del mismo, el de las consellerias aumenta la friolera de un 16,87%. Paralelamente, la conselleria de Economía, Hacienda e Innovación prevé un crecimiento, en términos reales, de la economía balear para 2008, del 2,8%. Aunque la Conselleria no se define sobre el dato de inflación general (el llamado deflactor) se puede estimar razonablemente que el Producto Interior Bruto nominal de Baleares registrará en 2008 un crecimiento de entre el 6,3 y el 6,8%. Estas cifras significan que el presupuesto presentado por Manera supera nada menos que en ¡en 8 puntos porcentuales el crecimiento nominal de la economía! Lo cual es indicativo de lo alejado del rigor presupuestario que se encuentra este presupuesto.

Como elemento de comparación se puede tomar el proyecto de presupuesto general del Estado. En este, mientras el presupuesto de gastos crece 7,2%, el Producto Interior Bruto nominal se prevé que crezca un 6,7%. Aunque en este caso el presupuesto de Solbes ha recibido también severas críticas, por motivos que ahora no son del caso, lo cierto es que al menos ahí se procura disponer de una mayor concordancia con el crecimiento del Producto Interior Bruto nominal.

La problemática intrínseca que anida en el presupuesto de Manera se puede apreciar de forma algo más diáfana comparando las previsiones de ingresos, particularmente ingresos impositivos, que se hacen en la Comunidad Autónoma con las que se hacen en Madrid.

En efecto, en Madrid dan previsiones moderadas para el crecimiento de los impuestos directos (entre ellos el Impuesto sobre la renta de las personas físicas), estimando que crecerán un 5,6% sobre 2007. Por lo que se refiere a los impuestos indirectos (entre ellos, el Impuesto sobre el Valor Añadido-IVA), el presupuesto del Estado también estima su crecimiento en el 5,6% (por cierto, estas cifras son sobre el avance de liquidación de 2007). Obsérvese que en ambos casos se estima un crecimiento por debajo del crecimiento de la economía española. Adicionalmente, no es ocioso recordar el reciente reconocimiento del propio Ministerio de Economía y Hacienda de que, en la actualidad, la recaudación por IVA en España se encuentra 5 puntos por debajo de la economía.

Por el contrario, aquí se presenta una situación diametralmente opuesta: El crecimiento de los impuestos directos se estima en un 38,50% y el de los indirectos en un 11,9%. Cabe señalar que esto se prevé en un contexto en el cual el dinamismo del conjunto de la economía española parece ser algo superior al de la economía balear.

Expresado lo anterior, vayamos a la interpretación. Lo primero que cabe señalar es que tal vez referirse al "presupuesto de Manera" es un tanto injusto. En realidad, es más plausible pensar que a Manera "le han hecho el presupuesto" desde el trágala impuesto por las consellerias del Govern. Govern caracterizado por una coalición, sin duda legítima, pero incoherente y dispar y, por tanto, difícil o imposible de sujetar. Pero hay algo tal vez más jugoso: como muy bien reconoció el director general de Presupuestos ante el Círculo de Economía, el presupuesto se aprueba ahora con déficit, pero inmediatamente, comoquiera que se está vulnerando la Ley de Estabilidad Presupuestaria, habrá que presentar un plan de retorno al equilibrio presupuestario, que en un contexto general de impopularidad de subidas de impuestos, cabe pensar que deberá centrarse en reducir gastos.

Dicho de forma tal vez un tanto cruda: el presupuesto aprobado bien podría ser un fuego de artificio y las horas dedicadas a su discusión tener bastante de comedia. Antes o después no tardará en llegar el señor Manera con las rebajas hacia las consellerias, salvo que decida persistir por su cuenta y riesgo en el agujero negro de las cuentas.