Yo creo que a nuestro presidente, España le viene chica, angosta, que para empezar está bien, pero tal vez se siente llamado a más y mayores desafíos planetarios. No es esta una elucubración gratuita ni mucho menos, mal intencionada; se trata de estar atento a sus intervenciones en foros internacionales y es ahí donde se descubre la autentica dimensión de ZP. Esto del cheque regalo por niño nacido o la última aportación "social" de su Gobierno, que paguemos entre todos cien eurillos a las madres cuyos ex maridos se pasan por el arco del triunfo su obligación de pagar la pensión alimenticia para los hijos, no dejan de ser pequeños detalles del gran hombre, aunque, pensándolo bien, ni sé qué se arregla con cien euros ni entiendo por qué me cargan a mí la pensión en lugar de que la Justicia se encargue del auténtico sinvergüenza que es el padre (imagino también que alguna madre) que desafía a la ley y no cumple con sus obligaciones.

Pero ya digo que eso son bagatelas para ZP. En cuanto se lanza al ruedo exterior se viene arriba y sus miras se desorbitan y le sale el Mesías prometido. Lo primero que hizo fue sacar las tropas de Irak (e hizo bien) para luego arengar a otros países a que hicieran lo mismo (y no sé yo si ahí estuvo muy acertado). Pero ZP ya dejó claro que no se iba a parar en cosas menores.

En la ONU se sacó de la manga un titular magnífico y una frase capaz de hacer amigos: la famosa "alianza de civilizaciones" que suena tan bien, es tan optimista, sería tan beneficiosa, que es un lástima que las civilizaciones no estén por la labor de aliarse más que en pequeños foros culturales/testimoniales. Proponer eso y aparecer Bin Landen con nuevas amenazas, fue todo uno.

Ahora, en Lisboa, ha hecho otra propuesta fantástica y casi global, como a él le gusta: una gran pacto euroafricano -nada menos- que terminaría de un plumazo con buena parte de los problemas que nos asolan. No se trata de ir limando asperezas, reconduciendo una política que aun tiene mucho de colonial en Europa ni tan siquiera animar a invertir en países que necesitan sobre todo eso, inversión y creación de puestos de trabajo dignos; eso sería demasiado sencillo y se nos puede ocurrir a todos. ZP pasa de la alianza de las civilizaciones al gran pacto euroafricano y se acabó el asunto. Lo malo es que "euros" y que "africanos" no parecen estar por la albor de ese superpacto del que nadie sabe en que consiste. Cada país de la Unión Europea defiende sus intereses particulares y cada nación africana, tan ricas unas como pobres otras, aun no ha podido madurar su independencia gracias al interés del viejo continente en mantener allí un permanente polvorín interno al que vender armas y comprar a bajo precio.

Reconozco que si yo fuera presidente del algo, haría también propuestas tan señoriales y ambiciosas como las que hace ZP. Lo bueno de los presidentes es que dicen cosas maravillosas, anuncian bondades para todos y prometen lo imposible. Ya vendrá luego la realidad terca coma una mula para deshacerles el pastel o el ministro de economía de turno para rascarse la cabeza por que el dinero no da para tanto. Las culpa la tendrá siempre otro ¿o es que alguien se opone a un pacto euroafricano o una alianza de civilizaciones? Nadie. De cómo se haga, si es que se puede hacer, ya se encargaran otros.