Una de las grandes incógnitas -y también peligros- a fecha de 2007, es si entre los teletubbies hay uno que pierde aceite, o sea que entiende, o sea va de salido del armario, o sea que es maricón (eufemismo de homosexual). En concreto tan horrible y pavorosa sospecha recae sobre el llamado Tinky Winky, por lo que se ve lo suficientemente "rarillo" como para pasear por el campo pidiendo abrazos a gritos, vestir de color violeta y llevar bolso. Ir por el agro dando voces sin ton ni son más bien es una temeridad pues a lo que te expones es a que te pille un toro sin vestir de luces o que algún gañán te arroje un cantazo por espantarle las ovejas, qué sé yo. En cualquier caso lo más "sospechoso" del presuntamente pervertido Tinky Winky es lo del bolso. Como aquel niño que al llegar a casa dice "Mamá, en el cole me llaman mariquita. "¿Y tú, qué haces?". ¿Yo?... "¡les doy con el bolso!". Moraleja que no viene a cuento: cada uno se defiende con lo que tiene más a mano.

Total, que riguent riguent a los adorables teletubbies les amenaza el sambenito nada menos que de fomentar la homosexualidad. Hombre, de entrada uno tenía entendido que esa orientación sexual es más bien congénita y que por tanto hablar de "fomento de la homosexualidad" es tan sin sentido como hablar de "fomento de la heterosexualidad". El caso es, sin embargo, que a un pastor protestante de no recuerdo ahora qué condado de USA se le ocurrió acusar a esos dibujos animados -creación de la BBC- de constituir un mensaje "homo" para sus innumerables fans, los niños y niñas de más corta edad de numerosos países (España también). A saber qué mal sofocados fantasmas anidaba en su subconsciente dicho predicador. Pero ya veis, esa majadería puritana, o puede que fundamentalista, no sé, ahora ha rebrotado en Polonia donde la portavoz de los Derechos del niño, Eva Sowinska, "enterada por los medios de comunicación de que la serie infantil pueda promocionar contenidos homosexuales" ha anunciado una investigación.

En Polonia los nazis investigaban posibles judíos; los comunistas, a continuación, investigaban a posibles "fascistas"; ahora, con la incipiente democracia, están investigando posibles colaboracionistas con el derrocado régimen soviético. Y como parece que con el investigar pasa como con el rascar, que todo es empezar, ahora toca investigar a los teletubbies. Pues hala, que no decaiga. Pero anotemos que desde hace tiempo inmemorial muchos de los llamados "cuentos infantiles" vienen siendo de una supina perversidad o terroríficos, o ambas cosas a la vez. Ello aparte, hoy en día la cantidad de incontrolados e incontrolables mensajes que llueven sobre los críos, sin techo protector mayormente violencia, consumismo, malos hábitos o comportamientos, y modos y modelos detestables, ahí están.

Dice la celosa portavoz Sowinska, que nunca asoció el Teletubbie violeta con la homosexualidad "pese a que siempre anda con el bolso de mujer...con el que debe sentirse muy incómodo como si no lo necesitara". Pero si le sirve de precedente, señora nuestra, le recordaré que a la Reina de Inglaterra le viene sucediendo lo mismo. Pero sin duda lo preocupante son los que no saben qué hacer con su cerebro. Si hay un solo padre que "tema" que su crío casi aún en dodotis pueda "volverse" homosexual por ver un teletubbie con bolso, o no tiene la menor confianza en la evolución de su hijo o es un imbécil. Afortunadamente la referida portavoz de los Derechos del Niño tampoco cree en tal posible manipulación.

Diré más, por mi cuenta, si se me permite: si ese personajillo de ficción fuera en efecto homosexual, el mensaje sería tan altamente positivo como la absoluta naturalidad y no discriminación hacia el diferente. Me temo que estamos ante una recurrente, una más, homofobia, pero torpemente disfrazada ¿Qué hacer con esa gente? Pues eso, darles con el bolso.