El desarrollo de la huelga de transportistas se ha hecho notar en algunas comunidades autónomas, principalmente en la cornisa cantábrica. Algunos productores de leche, y algunos pescadores gallegos, han visto especialmente afectados sus intereses por esta huelga que, en aquellas provincias, se ha prolongado una decena de días. Incluso se teme que el conflicto pudiera prolongarse algún día más si así lo decidieran las asociaciones gallegas. Y de otro lado, se anuncia que los camioneros de las hormigoneras se han declarado en paro indefinido. Algunos mercados han llegado a comprobar claramente una situación de desabastecimiento, y también las factorías en las que se ensamblan coches, que se han visto sin los correspondientes repuestos: las plantas de Mercedes, Citroen, Nissan, Renault y Opel se han visto forzadas a reducir o a frenar su producción por esa inexistencia de material...

Nada menos que cuarenta medidas han sido pactadas por los huelguistas con cinco ministerios, para terminar con este conflicto que se venía preparando desde hacía meses, y con el que se ha tratado de afrontar y resolver la difícil situación que ha originado a los profesionales del transporte la espectacular elevación de sus carburantes. Quedan flecos y aspectos no plenamente resueltos y será preciso comprobar el grado de cumplimiento de esos compromisos para resolver un problema que llegó a amenazar con la paralización del país.

Frente a este conflicto, así de visible y de comprobable, en la mayor parte, acaso en todas las comunidades autónomas, se viene padeciendo desde primeros de mes, y, en principio, hasta que concluya octubre, otro problema laboral que, sin embargo, no goza de las atenciones mediáticas que ha tenido el sector del transporte por carretera. Me refiero a los técnicos sanitarios, cuyos paros también han crispado en los últimos días a un buen número de pacientes afectados. Estos pacientes han venido padeciendo el retraso de las pruebas médicas que les reclaman sus médicos especialistas y, en no pocos casos, han tenido la necesidad de repetir, por ejemplo, sus análisis de sangre, por haberse deteriorado la muestra anteriormente extraída. ¿Qué reclaman estos técnicos sanitarios? Algo tan simple y tan razonable como la equiparación a los técnicos que realizan parecidas tareas en los restantes países de la UE -técnicos en escáner, análisis de laboratorios, etc.- y que sus supervisores también sean técnicos, y no dependan del enfermero o de la enfermera de turno. Hay que señalar, a favor de estos especialistas que han continuado sus tareas cuando se trata de urgencias, de casos de cáncer y en algunas otras situaciones igualmente agudas o prioritarias. Pero no hay duda de que han sido muchos miles los análisis que se han dejado sin hacer en las últimas semanas, y los que se aplazarán en las siguientes...