El gobernador del Banco de España, en su rutinaria comparecencia en la Comisión de Presupuestos del Congreso el pasado lunes, deslizó críticas fundadas al proyecto de Estatuto catalán, que a su juicio presenta riesgos para la "cohesión interna" de la economía española, ya que la descentralización excesiva de competencias podría generar "discrepancias reguladoras" y "erosionar la unidad de mercado nacional". Quienes se han visto agredidos por estas acertadas opiniones se han apresurado a recordar que Caruana es "un hombre de Rodrigo Rato" y que le falta poco menos de un año para que concluya su mandato al frente de la institución.

Pero Caruana, un economista de prestigio, ha vertido además en su comparecencia otras opiniones, que lógicamente han pasado inadvertidas bajo la convulsión generada por aquélla. En relación a las Cajas de Ahorros, concretamente, ha vuelto a insistir en que limiten las participaciones de control que tienen en empresas porque suponen muchos riesgos y son un motivo de fragilidad. A juicio del gobernador, el sector de las Cajas suscita mas "inquietudes" que la banca porque no está sometido a la disciplina del mercado y tiene, además, una representación política en sus órganos de gobierno. Sería un gran error pasar por alto estas recomendaciones razonables y pertinentes.