Con retraso leo un resumen del informe de Greenpeace sobre el modelo turístico actual en la costa mediterránea. Se podrá estar o no de acuerdo con la filosofía de esta organización, pero sus informes se deben de leer porque tienen visiones que otras organizaciones no siempre pueden ofrecer porque son más esclavas del presente. En el informe se dice que el actual modelo de sol y playa es insostenible. En el 2004 el presupuesto necesario para mantener el conjunto de infraestructuras turísticas -aeropuertos, puertos, playas y otros servicios esenciales- superó en un 25% a los ingresos producidos por el turismo. El excesivo y desordenado consumo de recursos -territorio, agua, electricidad, etc- y la degradación del medio ambiente es superior a los beneficios que reporta a la sociedad. Si es así, estamos ante un presente y un futuro llenos de interrogantes. El señor Gabriel Escarrer, al que hay de agradecerle que opine sobre las cosas y que presumo nada cercano a Greenpeace, explicaba en este periódico que se ha tocado techo o que se ha acabado la época de las vacas gordas.

¿La crisis del modelo turístico tradicional de sol y playa tiene una primera causa en el auge inmobiliario o es que el mismo modelo es obsoleto? Ardua cuestión para un debate por hacer. Representantes calificados de cadenas punteras han ido avisando del peligro para el turismo del actual boom inmobiliario. No era una opinión de pura defensa de intereses empresariales, muy legítimos por otra parte. La cuestión es más profunda y de mayor alcance. El señor Zoreda, vicepresidente de la Alianza para la Excelencia Turística (EXCELTUR), alertaba hace unas semanas que el actual modelo de crecimiento urbanístico en el litoral mediterráneo es insostenible. Desde otra perspectiva y posicionamiento, coincidía con Greenpace, y es que el sentido común no es de izquierdas o de derechas, ni ecologista.

A veces me entretengo con el canal internacional de la CNN. Desde hace unos meses inserta un anuncio publicitario que viene a decir algo así como "Si quiere conocer el Mediterráneo tal como era antes, venga a Croacia". No he estado nunca allí, pero las vistas y paisajes que enseña de aquel país son magníficas, atrayentes, dan ganas de ir a visitarlo. El mismo eslogan más pronto o más tarde también podrá utilizarlo Argelia -que está a un paso de aquí- cuando su régimen político decida abrirse al mundo. Son países que no han permitido el crecimiento urbanístico tal como lo conocemos por estos lares.

El señor Zoreda, con sobradas razones, defiende que el modelo de sol y playa no está ni mucho menos agotado, porque en buena medida es familiar; pero alerta de los cambios que se están dando. Dice que "lo que cambia es la forma en que se gestiona el espacio turístico". Ahí debe de residir la cuestión central, es decir, definir lo que debe de entenderse por espacio turístico. Asistí al acto de la Diada en la Misericòrdia. En la entrada había un grupo de personas que sostenían una pancarta que decía Salvem Mallorca. Bien, pero lo que hace imposible una gestión adecuada del espacio turístico llamado Mallorca ¿no será la ciudad de Palma, que irradia lentamente y secretamente sus problemas a toda la isla? ¿Sabríamos definir lo que debe de entenderse por espacio turístico y su gestión más allá del del todo incluido? ¿Salvem Palma?