Mal asunto. Malo para la sociedad en su conjunto que elige el chafardeo -barato, insultón y superficial- sobre la información, el reportaje y la documentación. Y peor aún para Televisión Española que, tras sufrir una particular Toma de la Bastilla, ha perdido el liderazgo de audiencia para pasar a debatirse entre el segundo y el tercer lugar. Y todo ello como consecuencia de que ha perdido fuelle en todo, en informativos, en informes semanales, en reportajes, en diversión, en dramáticos y en hasta en el tiempo. Alicia Montano, directora de Informe Semanal lo ha reconocido humildemente: "Salsa rosa nos machaca".

El chafardeo sólo es un síntoma de la salud mental de nuestra sociedad en su conjunto. Algo grave le pasa a este país cuando los que conforman la opinión pública son individuos de la calaña de Coto Matamoros, de la ralea de Yola Berrocal o de la profundidad de mensaje intelectual de Boris Izaguirre. Por citar sólo, como botón de muestra, a los presentadores o comentaristas. Porque de entrevistados o protagonistas tenemos una buena retahíla de eslabones perdidos.

No sé qué podemos esperar de una sociedad que eleva a la categoría de héroes nacionales a una pandilla de auténticos vagos y maleantes -que antes hubieran figurado por méritos propios en los carteles de los cuartelillos de la guardia civil- lapas humanas, zánganos sociales y personajillos de tres al cuarto que nunca han aportado a la sociedad nada aprovechable. Que la opinión pública esté marcada, dirigida y orientada por estos nuevos santones del siglo XXI es para que la sociedad se apunte masivamente a la consulta del psiquiatra.

Últimamente se está poniendo un cierto énfasis en el análisis de la llamada "ecología de la televisión" debido a una situación extremadamente difícil generada por su elevada y peligrosa contaminación. Y se hace para lanzar una llamada de alerta a toda la sociedad, por ser el "entorno natural" o el caldo de cultivo en que se desarrolla el grave riesgo de contaminación televisiva.

Pero aún siendo graves los focos de contaminación interna, no es lo peor. Lo realmente grave es su poderoso efecto de irradiación. Y como "nemo dat quod non habet", lo que realmente irradia, lo que genera mimetismos sociales es la telebasura, el reality show, la tertulia rosa, la crítica irracional y la exaltación del "famosismo". Y por el mismo efecto de irradiación y de mimetismo mediático, la televisión marca en buena parte la agenda de noticia de los diarios. Porque lo que no está en televisión, no existe. No se habla, no mueve gente, no genera pasiones sociales.

En este mundo que nos toca vivir, lo que mueve a la sociedad, lo que la arrastra en una u otra dirección no son los sentimientos. Son las pasiones. Una pasión es un sentimiento social exacerbado, fuera de control, desmadrado...Porque un sentimiento humano es controlable, es maleable y lo puedes reconducir fácilmente. Pero la pasión social es ciega, irracional, no atiende a razones.

Pero el que Televisión Española pierda liderazgo ante la pasividad de sus actuales responsables tiene varias lecturas. Desde allá adentro, alguien ha calificado el descenso en los datos de audiencia y la pérdida de cuota de pantalla como "una catástrofe para una televisión pública". Y otro decía que "no se puede hacer tanto estropicio en tan poco tiempo".

Y la verdad es que después de vendernos a machamartillo la idea de la regeneración política de la televisión -tan cacareada durante una campaña electoral que no pensaban ganar- todos llegamos a pensar que a TVE no la iba a conocer ni la madre que la parió. Y la verdad es que es difícilmente reconocible. Porque, peor imposible: una auténtica propaganda del régimen. Informes semanales reconvertidos en auténticos comecocos, presentadores de telediarios que nos quieren vender la moto, programas "en portada" para justificar ciertas políticas, espacios especiales para descalificar al contrario. Sin escrúpulos. Fora manies. Bueno es el Rubalcaba... La explicación la ha dado la señora Caffarel: "Si se mejoran los contenidos, no me importa perder audiencia". Y después ha reconocido que los contenidos tampoco son buenos. Y que difícilmente van a mejorar de forma inmediata.

Lo peor de caso es que la pérdida de protagonismo de TVE no parece casual sino algo deliberadamente buscado: Que se la está dejando caer. Que interesa que se hunda para que, cuando valga menos, venderla a los amigos a precio de ganga. Siempre habrá algún Jesús del gran poder dispuesto a aumentar su presencia mediática y propagandística. Por eso, el liderazgo actual no interesa. Y la calidad tampoco. Son caros. Como en el "puenting", interesa llegar muy abajo, para vender entonces y recuperar, por inercia, la rápida subida y el protagonismo que le corresponde.

Una televisión publica de capa caída es un mal asunto, pero puede ser un gran negocio. De contenidos hablaremos otro día. Porque incluso los detractores de otros tiempos lo reclaman ahora a gritos: Urdaci, vuelve.

Rápido, pero. Que esto se hunde. Y él lo acaba de decir: "Me gustaría presentar la 2 Noticias con la misma libertad que tuvo Fran Llorente" durante su etapa como jefe de informativos.

Joan Huguet Rotger es portavoz del Grupo Parlamentario Popular.