Como de lo que nocuesta, se llena la cesta, habría que terminar con los abusos en las prestaciones sociales gratuitas, aunque estas sean, como sucede en el caso de la sanidad, una de las columnas vertebrales de la llamada sociedad del bienestar. Eso es lo que busca, con buen criterio económico y manifiesta torpeza política, la consejera catalana de Sanidad proponiendo instaurar el llamado copago y cobrar un euro por consulta médica en la sanidad pública.

Más parece que la propuesta de ese diezmo tiene mucho de globo sonda, además de que es una exageración calificar de copago a sólo un euro que puede que ni cubra el coste recaudatorio de la visita medica, pero resulta que sí que sería una opción válida para ahuyentar a muchos de los amigos del gratis total, esos que piensan que puede hacerse un consumo infinito de lo que no tiene un precio, pero que si tiene un coste.

El globo sonda habría sido una buena oportunidad para iniciar un debate sobre la situación financiera de nuestra sanidad, pero lo primero que han hecho nuestros políticos es correr a condenar, sin más, una alternativa que ya se está probando en países como Alemania y Francia, donde cobran tasas muy superiores a ese temeroso euro, y que fue inventada hace tiempo por las aseguradoras sanitarias con un notable éxito, pues se ha traducido en un descenso significativo del consumo sanitario que protagonizan los enfermos imaginarios.Claro que para olfato político el de la ministra de Sanidad apresurándose a descartar en rueda de prensa el cobro del famoso euro, como si eso estuviera entre sus atribuciones. Más parece que lo que intentaba era bloquear la propuesta de su correligionaria catalana. A los veinticinco años de aprobada la Constitución es como si Elena Salgado no supiera que en el artículo segundo de su título preliminar se dice que a las nacionalidades y regiones se les garantiza el derecho a la autonomía, y que por ese derecho la sanidad es ya un servicio transferido y que no depende del ministerio de Sanidad garantizar ni su calidad ni su sostenibilidad financiera.