El informe de la coyuntura económica de Balears presentado anteayer por la Caja de Ahorros "Sa Nostra" añade cifras a la sospecha que lleva cociéndose desde que comenzó el año. La supuesta recuperación que habría de venir tras el cambio de Govern no se produce, las señales de alarma se multiplican y aquello que se reducía en un principio a dudas acerca del futuro se está convirtiendo muy deprisa en una realidad palpable. Si el primer trimestre de 2004 tuvo un crecimiento aún esperanzador, del 1,3%, durante el segundo la cifra ha bajado, según "Sa Nostra", al 1,1. No supone en sí misma ningún drama pero la tendencia a la baja es lo contrario de lo anunciado cuando se hablaba de recuperación. De ahí que Antoni Riera, director del centro de investigación económica de la caja de ahorros, se haya referido a la coyuntura como propia de una economía estancada.

El estancamiento supone a menudo el paso intermedio que lleva de la economía saneada a la crisis. Es lo que es, un síntoma de que el sistema se tambalea, pero contrasta de manera muy notable con la versión oficial dada el lunes último por el Govern tras su reunión con representantes de los empresarios y los trabajadores. Si a lo largo de la semana que hoy concluye los asistentes al almuerzo de trabajo fueron matizando los optimismos y desmontando la idea de la confianza ilimitada en el futuro, ahora "Sa Nostra" da pruebas acerca de que la postura de las dudas sobre el momento económico es la más real.

Lo más preocupante del informe presentado por la caja de ahorros aparece al examinar los índices de crecimiento de cada sector. Es el de la construcción todavía el más pujante, con un 1,8% de aumento, pero precisamente por eso cabe analizar con cuidado el futuro que se nos echa encima. Si hay algún sector amenazado, es el que depende del consumo continuo de suelo, tal y como advirtieron hace poco los empresarios. Las medidas encaminadas a mejorar la oferta turística no pasan por construir más aún; más bien por lo racionalizar esta actividad.

Frente a la pujanza de la construcción, el 1% del sector de los servicios supone la mayor señal de alarma. Nuestra economía se ha terciarizado hasta tal punto que es el de los servicios el que ejerce de verdadera locomotora económica. Unos servicios no reducidos ni mucho menos a la hostelería y en los que la presencia del comercio es crucial. Pues bien, se trata de la parcela en la que los empresarios se muestran más críticos ante la detección de una atonía generalizada.

Antoni Riera apunta hacia las causas a menudo mencionadas para interpretar el estancamiento económico que padecemos: incapacidad de entrar en una guerra de precios con otros destinos turísticos, agotamiento de la fórmula de sol y playa; deterioro, en suma, de lo que ha sido el centro mismo de la estructura económica de Balears durante las últimas tres o cuatro décadas.

A la hora de hablar de soluciones, el director de investigación económica de "sa Nostra" se muestra muy cauto y remite a las autoridades políticas en busca de cualquier salida. Tiene razón. Es ése el papel que corresponde a quienes administran el dinero público y cuentan con el poder de aprobar leyes en el Parlament. Pero ese cada vez más necesario ejercicio de mando será imposible mientras se siga manteniendo la tesis oficial de que aquí no sucede nada. De hecho ya muy pocos, al margen del Govern, la sostienen. Hora es de que también den cuenta del estancamiento y de cómo salir de él quienes cuentan con las competencias legales para hacerlo. Perder más tiempo es, en estos momentos, del todo desaconsejable.