Tras las intensas semanas que se viven en la Villa Olímpica, los deportistas de las islas pusieron fin a una experiencia inolvidable en Tokio 2020 y tocó volver a casa. De entre los veinte baleares que participaron en los Juegos Olímpicos, trece regresaron a casa con un premio bajo el brazo (se lograron tres medallas y siete diplomas). Entre el pasado lunes y ayer llegaron a sus respectivos domicilios el medallista en fútbol, Marco Asensio, que fue recibido por su pareja en Madrid tras perder la final ante Brasil en una prórroga en la que también participó Rafa Mir. Ambos fueron decisivos a lo largo de la competición. El calvianer anotó en la semifinal para dar el pase ante Japón, además de asistir a Oyarzabal contra Australia. Por su parte, Mir marcó un hat-trick en los cuartos de final ante Costa de Marfil.
Otro de los medallistas que llegó el pasado lunes fue Marcus Cooper Walz, que recibió un caluroso homenaje por parte del Reial Club Nàutic de Portopetro. El palista de Cala D’Or sumó su segunda medalla de plata en unos Juegos Olímpicos. Este vez fue en la modalidad de K4-500 en la que compitió junto a uno de los referentes del piragüismo español, Saúl Craviotto, además de Carlos Arévalo y Rodrigo Germande.
En Ibiza, Marc Tur, diploma olímpico en 50 km marcha al quedar cuarto en una prueba durísma a causa de la humedad, recibió el cariño de una isla entregada a su deportista. El ibicenco rozó la presea en su disciplina, pero al final de la carrera se vino abajo al «ver borroso a falta de 500 metros de la meta» y no poder seguir al canadiense Evan Dunfee.
Para ver la llegada de Natalia Romero, hay que viajar hasta Jaén, su tierra natal. La deportista andaluza, afincada en Mallorca al ser profesora en la UIB, llegó hasta las semifinales de 800 metros y dejó su mejor marca personal de su carrera con un tiempo de 02:01.16 minutos. La jienense se abrazó a los suyos y fue recibida con mucho cariño por parte del Club Atletismo Unicaja al que pertenece.