En los Juegos Olímpicos hay quien busca metales (los deportistas), quien busca justicia (los árbitros) y quien busca historias humanas. Los enviados especiales de la prensa rastreamos y peinamos cada día las sedes de Tokio en el afán de encontrar aquello que encierra cada proeza y cada desilusión, cada zancada adelante y cada paso hacia detrás. Si no pudiéramos convertirnos por 15 días en un imán para detectar la épica, posiblemente nuestro trabajo carecería de sentido y nos dejarían en España haciendo crónicas por televisión.

En estos Juegos a los que aún les quedan un buen racimo de competiciones, eventos y podios por adjudicar, hasta la fecha se lleva la palma la historia de Emmanuel Reyes. Ninguna tan impactante como ésta, tan atronadora en su relato, tan singular por el contexto y las circunstancias.

Emmanuel Reyes uería ser campeón olímpico y salió de Cuba en busca de su sueño

El martes acababa el hispano cubano de "arrancar cabezas" -así define su trabajo de púgil- y se acercó a la zona mixta, donde compartió con la prensa los detalles y las aristas de su particular odisea. Su historia merece la pena ser contada. Quería ser campeón olímpico y salió de Cuba en busca de su sueño. Pasó por cinco países (Cuba-Rusia-Bielorrusia-Alemania-Polonia-Francia), estuvo privado de libertad, tuvo la condición de refugiado... hasta que aterrizó en España y lo acogió el seleccionador. "Me lo pidió su padre y le dije que sí", cuenta Rafael Lozano, quien ve serias opciones de que Emmanuel dé al boxeo español la medalla que le falta.

Reyes Plá habla desde la determinación y la ambición de quien ha sufrido en sus carnes la más extrema crueldad humana. "Hay quien desea que al otro le vayan las cosas mal; yo profetizo el bien", cuenta. Es natural y elocuente ante el micrófono. Sobre el ring, una bestia. No es normal que nadie gane por KO en unos Juegos. Él lo hizo ante nada menos que el vigente subcampeón olímpico. Y su proeza se ha colado en las pantallas gigantes donde se nos muestran cada día los momentos más espectaculares de Tokio 2020; también en los escaparates de los periódicos que vemos cada día cuando vamos a hacer la compra y por supuesto en el calendario de eventos más potentes que se avecinan en las próximas horas.

Gane o no, Emmanuel ya es un héroe. Pero le hace falta el metal porque dará aún más lustre en los medios a su historia particular de sacrificio, superación y coraje. Es un ejemplo. Mientras, nosotros los periodistas seguiremos buscando relatos como el suyo. Será difícil igualar algo así, como lo de 'El Profeta'. "Un día nos pidieron a todos que nos pusiéramos un mote y fueron acabándose los de animales: león, pantera, tigre... Yo me puse profeta".