Ningún deportista olímpico ha llegado más lejos que Michael Phelps. El hombre de las 28 medallas. Récord absoluto. Como la serie de ocho oros que conquistó en Pekin 2008. El 'tiburón de Baltimore' sigue sintiéndose "extraño", lo confiesa, viendo las pruebas de natación de los Juegos de Tokio 2020 desde la grada. O mejor dicho, desde su puesto de comentarista de lujo para la NBC. En Londres 2012 anunció su retirada y no aguantó sin piscina. Volvió para despedirse en Río 2016 con otros cuatro oros. Y ahora a sus 36 años, ya resignado a no competir, agradece poder estar cerca de su elemento natural.

"Estar aquí y no estar compitiendo es raro. Nunca había estado en unos Juegos así con las dos manos en los bolsillos. Esta mañana he ido a la piscina de calentamiento a dar una vuelta y me he emocionado. La experiencia en Tokio está siendo igualmente interesante. He descubierto que comentar en la televisión me gusta, que es todo un reto que la audiencia de Estados Unidos entienda qué está pasando, hacerles disfrutar deporte como lo disfruto yo", señala Phelps a los enviados especiales de algunos periódicos españoles, como 'El Mundo', desplazados a Tokio.

El rey absoluto de los Juegos Olímpicos, que ha venido a Japón en compañía de su esposa Nicole, cuenta que ahora disfruta viendo crecer a sus tres hijos, Boomer, Beckett y Maverick, aunque como embajador de Omega, cronometrador oficial de los Juegos, aprovecha para seguir vinculado al deporte que tanto le dio en su día, pero que también le provocó una profunda depresión, por fortuna ya superada. "Los Juegos son un desafío mental, con todo lo que eso implica. La salud es algo realmente importante. En mi caso los Juegos eran mi competición favorita, pero creo que lo más importante es ser mejor deportista", apunta.

Ahora, sin embargo, el agua le sirve de terapia: "Sólo me lanzo a la piscina cuando necesito un descanso mental, un momento de tranquilidad. Si tengo uno de mis días, si lo estoy pasando mal, si estoy sufriendo por algo... entonces voy a la piscina. Para mí ahora nadar es algo relajante, nadando desconecto la mente, me pongo en piloto automático. Pero igualmente entreno en el gimnasio tres veces a la semana con mi mujer, y el resto practico otros deportes como el golf", señala Phelps, que reconoce que "no echo de menos los entrenamientos, aunque la competición siempre me despierta emociones...".

El estadounidense se despide convencido de que algún día, alguien batirá su récord de 28 medallas olímpicas (23 de oro): "El tiempo lo dirá. ¿Quién puede aguantar a ese nivel durante cuatro o cinco Juegos Olímpicos para tener la oportunidad? Estoy seguro de que hay alguien trabajando más duro que el resto en algún lugar del planeta y que, tarde o temprano, esa persona tendrá la oportunidad de superar mi récord".