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Pasar por los aros

Mallorca tiene oro para repartir

Mallorca tiene oro para repartir

Nunca nos distinguió la competitividad, pero Mallorca deslumbra hoy en deportes. Olímpicos o no, recuerde el fichaje de Martí Asensio. Cae el tópico más acentuado. Se sentenció que las condiciones climáticas y noctámbulas impedían la concentración indispensable para coronarse de laureles. Demasiadas distracciones. O nos hemos disciplinado, o el resto del mundo se ha distraído.

Mallorca es la Jamaica del Mediterráneo. Ayer era noticia que un mallorquín obtuviera medalla, hoy es noticia que no la obtenga. Los olímpicos locales eran desconocidos antaño por el interés muy relativo que despertaban sus disciplinas. Hoy cuesta recordarlos por su abundancia. Nos acostumbramos fácilmente a la gloria, una isla de un millón de habitantes se siente ofendida tras obtener ayer un cuarto y un octavo puestos en dos disciplinas cenitales.

Mallorca tiene oro para repartir. Su nutrida representación en los podios de la historia reciente no se restringe a deportes excéntricos. Atletismo, baloncesto, natación, tenis, motociclismo. Rudy Fernández o Alba Torrens, además del menorquín Sergi Llull, no forman parte de sus selecciones. Las definen, los triunfos colectivos serían impensables sin la participación destacada de los mallorquines.

Algo habremos hecho bien, o algo habremos hecho mal en las restantes actividades humanas. No vale la pena comentar el fracaso de la política, o el descenso en la riqueza del oro no olímpico. Ni siquiera existe una correlación entre las gestas de los deportistas y las organizaciones donde se cobijan. Mallorca cuenta con un equipo en la ACB, sin más que repasar a sus jugadores inscritos en dicha liga. En cambio, Mallorca no cuenta con un club de ACB. Ni se le espera. Somos incapaces de procesar la materia prima que produce la isla, y que rentabilizan otras geografías.

En triatlón, Mario Mola ha encarnado la reacción ejemplar ante las expectativas incumplidas. Se felicita diplomáticamente de su diploma, promete continuidad. Por tierra, mar y aire, es la prueba por excelencia del atletismo contemporáneo. El octavo del planeta surge de Calvià, el municipio turístico por excelencia, para demoler el complejo de que la industria de los forasteros nubla el entendimiento de los pueblos.

Y en el último envión, Marcus Cooper Walz es íntegramente mallorquín al obtener un oro español. En cambio, la plata española en 110 vallas fue para un cubano virado de bandera. No tiene importancia, pueden colocar el estandarte pirata en el frontispicio de este artículo.

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