Sete Benavides no ha competido solo esta tarde. Desde su Pollença natal, multitud de familiares y amigos se han reunido para animar al palista mallorquín en la final de los C1 200 de los Juegos Olímpicos de Río que ha acabado de forma trágica, fuera del podio. La fecha de hoy estaba marcada desde hace mucho tiempo en el calendario de los seguidores de Benavides después del cuarto puesto de Londres 2012.

Había ganas de revancha y eso se notaba en un ambiente cargado de ilusión y nervios. Antes de que comenzara la final (a las 14:23) se abrieron las puertas del Club Náutico de Pollença para todo aquel que desease vivir la emoción de la competición.

Y llegó el momento de la verdad. Durante los casi cuarenta segundos que tardaron los participantes en finalizar el recorrido, muchos presentes en el club náutico animaron a Benavides. Los instantes finales desataron las emociones de los presentes. Más de uno pensó que el palista había conseguido la medalla de bronce tras el ajustado final de la prueba. Sin embargo, tras la decisión de los jueces en la foto finish, llegó la decepción. El fantasma de Londres 2012 volvía y a alguno se le escapó alguna lágrima. Cuando se pudo digerir la decepción, se valoró el resultado pensando ya en la cita de Tokyo 2020.