La ausencia de presión es el mejor aliado de Rafel Nadal en su nueva cita olímpica, en Río 2016. Aunque hablar en estos términos de uno de los mejores jugadores de la historia del tenis puede sonar a broma. Nadal siempre tiene presión, pero la que se pone él en cada torneo.

El tenista de Manacor se ha mostrado en las últimas semanas más humilde de lo que es, consciente de que la lesión de muñeca que le ha impedido jugar en los últimos dos meses supone un contratiempo demasiado importante para sus intereses. Su rendimiento es toda una incógnita porque le falta, entre otras muchas cosas, ritmo competitivo.

Su ausencia en el Masters 1.000 de Toronto, cuando su entrenador Toni Nadal había anunciado que sería la sede de su reaparición, encendió todas las alarmas. Incluso se llegó a comentar que el campeón de catorce grandes renunciaría a participar en el torneo individual porque todavía no estaba al nivel mínimo exigido. Pero Nadal no solo lo hará en individual -mañana ante el argentino Federico Delbonis- sino en dobles -junto a Garbiñe Muguruza- y en dobles mixtos -con Marc López-. El objetivo es conquistar un nueva medalla olímpica, por eso, y pese al riesgo que supone la exigencia de competir en tres categorías diferentes, Nadal va a por todas.

Un Nadal en plenitud de condiciones sería un candidato seguro a medalla. Hablar de oro cuando está presente el indiscutible número uno Novak Djokovic puede sonar temerario. Pero aunque en la lista de participantes está Andy Murray -abanderado como Nadal y ganador en Wimbledon-, no están entre los potenciales rivales ni los suizos Roger Federer y Stanislas Wawrinka, ni Raonic, ni Berdych, ni Thiem, entre otros. Por lo tanto, se le allana el camino en su intento de asalto a una medalla.

Nadal ha tenido lesiones de todo tipo a lo largo de su carrera, pero ninguna en la muñeca, o al menos de la importancia que es siempre una inflamación en esta zona estratégica para un tenista. Por eso habrá que ver la evolución del jugador de Manacor en su estreno ante Delbonis. Sus reapariciones tras una larga ausencia -y ha tenido muchas- siempre han sido complicadas. A Nadal le cuesta coger el ritmo, por eso lo delicado de su compromiso ante el argentino, al que ha ganado en las dos veces que se han enfrentado, aunque ambas en tierra. En Río se juega sobre pista dura, lo que a priori iguala a ambos protagonistas.

Tras el disgusto que supuso su ausencia en Londres 2012, a pocos días de la celebración de los Juegos, a causa de una lesión, cuatro años después le ha llegado una nueva oportunidad para colgarse una nueva medalla.