Óscar Jaenada (Esplugues de Llobregat, Barcelona, 1975) está considerado por muchos como el Johnny Depp español por la extravagante estética de la que hace gala en las alfombras rojas y ser especialista en meterse en la piel –y tragarse el alma– de personajes singulares. Ejemplo de ello son Camarón (papel que le supuso un Goya al mejor actor y un Fotograma de Plata en 2005) o Cantinflas (Premio Platino en 2015)En la segunda temporada de 'Operación Marea Negra', que acaba de estrenar Amazon Prime, se ha introducido en la dermis tatuada de un preso mexicano que hace suya la cárcel española adonde ha ido a caer. Perfeccionista, preciosista a veces, a la hora de acometer sus trabajos, Jaenada se considera como un atleta que trabaja durante cuatro años para 10 segundos de exhibición. Suele acabar en lo alto del podio. 

Vuelve a la ficción española con un personaje de los suyos. Muro es el líder en la cárcel de Nando (Jorge López).

Muro es un tipo duro, criado en lo más oscuro de la sociedad mexicana, que cumple condena por narcotráfico en un país que no es el suyo y lo que busca es usar ese conocimiento que tenía de antes para preparar su salida de la cárcel. Y hacerlo con un imperio montado. Ha sido un trabajo muy bonito en el aspecto de investigar lo que supone estar en una prisión ajena durante tanto tiempo y sentirse ya como en casa en un lugar tan despreciable. 

"No debes estar pendiente de tu acento, sino de tus ojos, que es donde está la magia"

¿Y cómo ha sido esa investigación?

Tengo dos compañeros mexicanos que han pasado por cárceles por narcotráfico y he hablado con ellos sobre las experiencias, el argot, la jerarquía que se establece en estos sitios... Y, sobre todo, qué es lo más bonito que esperas que pase en el día. Entender un poco lo que no es tener ningún tipo de esperanza es casi el trabajo más duro.

Muro no tiene esperanza, pero parece que lo controla todo.

Claro, es que luego tú tienes un rodaje en la vida. Te meten en la cárcel con 35 años y cambias de vida, pero tú has sido durante 35 años otra persona. En prisión vas a ser otro, porque cambian todas las reglas, todas las jerarquías. En la cárcel partes de cero. Da igual los estudios, el dinero… Pero, claro, hay un sedimento. Esos latigazos de lo que era antes era lo interesante de rescatar. 

Impresiona su acento mexicano. ¿Es por lo que estudió para su papel de Cantinflas o porque trabaja mucho allá?

Hay cuatro mercados en los que me muevo con asiduidad y el mexicano es uno de ellos. Pero yo no sé hablar el mexicano, como tampoco el andaluz. Cuando uno se prepara un acento, lo hace en las líneas del guion, pero no puede improvisar. Me dedico a las praxis de la secuencia. Y eso es lo que hay que modular con la grabadora, para ver dónde está la inflexión, dónde se respira.... Hay una dedicación, que para Cantinflas fue más profesionalizada. Pero por muchas veces que haya estado en México, si me pides que haga esta entrevista en mexicano, metería mucho la pata... 

No obstante, se nota ese trabajo.

Hay un trabajo muy duro. A veces, valorado; otras, no. A veces menospreciado; otras, sobrevalorado. Pero durísimo, para acertar y no estar pendiente de tu acento, sino de tus ojos, que es donde está la magia. Porque la sinceridad está en los ojos.

Usted se distingue por cuidar la imagen que proyecta. También se ha encargado de la de Muro

Yo crecí escuchando que el trabajo del actor es culpa del director y demás, pero discrepo. El actor es responsable único de su trabajo. Cuando recibo los guiones, con mis libretas voy creando e imaginando cosas que luego distan mucho de lo que idean los directores de vestuario o maquillaje. Pero yo siempre voy con mi propuesta. Así, por ese odio que veía que tenía Muro al ser un preso mexicano en España, creía oportuno darle un 'background' de odio prehispánico. Hacerlo como muy azteca. Entonces decidí hacer unos tatuaje de un guerrero águila, que fueron los guerreros aztecas que primero se enfrentaron a los españoles en 1518. También vi importante poner el nombre de su madre, y demostrar que su única conexión con el mundo real es esa mujer a la que cualquier asesino adorará. Y lo propuse.

"El trabajo del actor no es culpa del director. El actor es responsable único de su trabajo"

¿Y le dejan hacer todo lo que pide?

Luego, claro, hablas con diseño de vestuario para ver si tendrás el tiempo que necesitas para hacerlos, y se va limitando. Muro también lleva chancletas para demostrar esa superioridad que tiene en la prisión, su tranquilidad.. Que un tipo que se sabe dueño de esa cárcel no necesita correr.  Pues todo eso son anotaciones que, obviamente, forman parte del trabajo del actor.

¿Imprescindible una preparación previa?

Esto es como en los juegos olímpicos. Detrás de esos 10 segundos de los 100 metros lisos hay cuatro años de trabajo. En nuestro trabajo pasa lo mismo. Lo que vemos es el resultado de ese trabajo. Si no nos gusta, es que no ha habido.