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Netflix

Así es 'Cowboy de Copenhague', la nueva serie de Nicolas Winding Refn

Hablamos en exclusiva con el director de 'Drive' sobre su primera serie para Netflix, un estilizado experimento 'neo-noir' con Angela Bundalovic como heroína de poderes misteriosos

El cineasta Nicolas Winding Refn, en Venecia.

Después de una aventura estadounidense que dio de sí títulos de culto como la película 'Drive' o 'The neon demon', el director Nicolas Winding Refn vuelve a los orígenes con 'Cowboy de Copenhague' (Netflix, jueves, día 5), el primer proyecto que realiza en Dinamarca desde hace más de década y media.

En esta serie 'neo-noir' de seis episodios, Angela Bundalovic (la Beatrice de 'The rain') interpreta a una heroína misteriosa, Miu, conocida y comprada por su supuesto don de dar suerte. La seguimos de cerca, entre imágenes tan estilizadas como es de esperar, en su camino a través del submundo criminal de Copenhague. NWR nos ha cedido su única entrevista para un medio español con motivo del estreno. 

¿Cómo es que por fin ha vuelto a rodar en Dinamarca? 

Fue todo a causa de la pandemia, tan simple como eso. Estábamos atrapados aquí y empecé a trabajar para no volverme loco.  

Ha hablado de 'Cowboy de Copenhague' como un 'grandes éxitos' de su carrera, y para sus fans será divertido unir los puntos y estudiar cómo sus distintas etapas se funden aquí en una. De entrada, encontramos a actores de su reveladora trilogía 'Pusher' como Zlatko Buric, Leif Sylvester o Maria Erwolter. 

El mundo del cine es un poco nómada. Te vas moviendo por todas partes y te reencuentras con algunas personas y a otras nunca las vuelves a ver. Estar otra vez de nuevo en casa, trabajando con gente conocida, fue realmente gratificante. Los ciclos de la vida te dan oportunidades que debes aprovechar. 

En esta ocasión comparte la escritura con tres guionistas mujeres [Sara Isabella Jønsson, Johanne Algren de 'Kamikaze' y Mona Masri de 'Dinero fácil']. ¿Cómo alteró esta colaboración su forma de observar los roles de género o la sensualidad? 

Estoy rodeado de mujeres en casa. Ahora estaba todavía más rodeado de ellas. Sara y Johanne, las guionistas principales, fueron grandes compañeras. No es que cambiaran mi visión de las cosas, pero aportaron muchos matices. Cuando haces una serie, todo puede ser muy mecánico en algunos aspectos. Has de hacer mucho en poco tiempo. Se parece más a un ejercicio militar que al rodaje de una película. Agradeces tener a tu alrededor a gente que te inspire, que te ayude a entrar en un cierto 'flow' y a ir dando la mejor forma al material por el camino. 

Las escenas nocturnas y de interiores están rodadas básicamente en dos colores: negro y rojo o negro y azul. Siguió un poco ese esquema en 'The neon demon'. ¿Hay algún simbolismo en la serie detrás del rojo y el azul? 

Soy daltónico, en eso se sigue resumiendo en parte todo. Son los colores que prefiero, a nivel estético, porque son los que puedo ver y sentir. Por otro lado, con 'The neon demon' descubrí que esos colores sugieren enseguida un entorno sobrenatural. 

'Cowboy de Copenhague' se puede ver también como una extensión de 'Demasiado viejo para morir joven', la serie de Prime Video en la que elucubró sobre la idea de la televisión-como-instalación. Es, de nuevo, una serie en la que quieres estar, sumergirte. 

Tengo opiniones bastante firmes sobre la tecnología. En un momento en que estamos tan desbordados de contenido, habría que preguntarse: ¿cuál es el propósito de ese contenido? Cuando usted y yo éramos más jóvenes, el hecho de ir al cine, sobre todo si la proyección era en celuloide, se parecía un poco a visitar una instalación; era como ir a un museo con una gran pantalla. Pienso que la televisión debe tratarse con el mismo respeto y ser una experiencia. Es lo que los creadores debemos dar al espectador a cambio de su tiempo, que es muy valioso.

Y algunas partes de la serie son, básicamente, breves 'fashion films'. Aunque pasaba sobre todo en los ochenta, todavía imperan las malas críticas contra el cine influido por el lenguaje publicitario. A usted no parece preocuparle eso. 

Oh, para nada. Las historias que me gustan son las que me permiten crear imágenes que quiero experimentar. La imagen es uno de los factores dominantes de la sociedad ahora mismo. Y continuará siéndolo. Todo se basa en la imagen. Y para mí es lo más esencial del medio en que muevo. Me encantan los directores que se recrean en ella sin ningún miedo. 

"Los modelos narrativos en los que nos llevamos basando desde hace décadas se han quedado totalmente obsoletos. Lo nuevo se crea de otro modo"

Probablemente no quiera mencionar ninguna influencia concreta para la serie. En parte porque puede ser difícil y en parte por no revelar sus fuentes secretas. Pero voy a preguntar de todos modos: ¿hay algún obscuro título de venganza, o de artes marciales, o más 'arty', que le haya marcado el camino?

Diría que la influencia principal echa sus raíces en Dinamarca. Recuerdo haberme preguntado: "¿Qué haría Hans Christian Andersen si estuviera vivo ahora mismo?". Hacer un cuento de hadas con emociones muy reales. Como danés, me parecía interesante revisar esa clase de fuente. En mi país y en el norte de Europa en general llevamos un tiempo renunciando a nuestras supersticiones o el entorno espiritual. Es el producto de las evoluciones políticas. Y sin embargo, todo eso sigue arraigado en nosotros. ¿Por qué no hacer un cuento de hadas? De esa idea bebíamos como guionistas: la idea de una joven heroína que tendría poderes sobrenaturales relacionados con el tacto. Que, además, supiera kung-fu fue algo que se me ocurrió después de llevar meses rodando. [risas].

Según parece, las redes sociales le parecen una nueva forma de cine y le resultan muy inspiradoras. Explíquenos más sobre ello. 

Yo no me adentré en el cine yendo a las salas, sino viéndolo en televisión. Cuando, siendo yo muy joven, mi familia se mudó a Nueva York, alucinaba con la posibilidad de tener tantos canales de tele a mi disposición y que pudiera ir de uno a otro con solo pulsar un botón. Me daba igual si no había conexión narrativa. Me encantaba saltar de una emoción a otra. Y las redes sociales me parecen una evolución más sofisticada e inteligente de lo mismo. Ahora mismo, los modelos narrativos en los que nos llevamos basando desde hace décadas se han quedado totalmente obsoletos. Lo nuevo se crea de otro modo. Me parece un terreno interesante por explorar. Acabo de hacer una película a medias con Prada ('Touch of crude') en la que me he podido liberar de todas las cadenas del relato comercial. 

Últimamente se habla de la inestabilidad económica de las plataformas y no sé si esta crisis ha afectado a 'Maniac cop', su remake del clásico de los ochenta para HBO. Hace tiempo que no se habla de esa serie. 

Mmm… No, no voy a hacerla. 

¿Y qué es lo que va a hacer? 

[risas]. El mundo es mi ostra, como suele decirse. Hay mucho caos ahora mismo y eso genera, curiosamente, un montón de oportunidades. Lo que suelo hacer es preguntarme qué me inspira, hacia dónde quiero ir, con qué quiero jugar. Ese instinto de creación es sagrado. Es algo que, en realidad, la inteligencia artificial no puede hacer. La IA puede analizar, recrear, duplicar, fabricar, dar forma, pero no puede crear con el corazón; ese es uno de los pocos privilegios que nos quedan como seres humanos. Pero, por contestar a su pregunta: veo la posibilidad de una segunda temporada de 'Cowboy de Copenhague', una en la que Hideo Kojima volvería como el Infinitamente Sabio, conoceríamos a los misteriosos Gigantes y habría mucho caos y mucho color y mucho sexo y mucha violencia. ¡Todo cosas buenas para el corazón humano! 

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