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TÓMATELO EN SERIE

'Traición': el regalo paranoico de Netflix por Navidad

El guionista de 'El puente de los espías' ha creado este 'thriller' dramático protagonizado por Olga Kurylenko y Charlie Cox

Un desenfocado Charlie Cox y Olga Kurylenko en 'Traición'. NETFLIX

Para quienes nunca tenemos suficientes historias sobre agentes dobles, códigos secretos y puñaladas traperas de diversa índole, 'Traición' (estreno el lunes, día 26) es el mejor regalo que Netflix podía ofrecer por estas fechas. En otro enésimo ejemplo de buen 'thriller' británico, Charlie Cox (de vuelta en la plataforma tras 'Daredevil') encarna a Adam Lawrence, agente de los servicios secretos británicos cuyo mundo da un vuelco cuando su jefe (Ciáran Hinds, siempre inquietante) sufre un intento de asesinato y ha de pasar de subjefe a jefe del MI6.

La responsable del cuidadoso atentado es Kara (Olga Kurylenko), (ex)agente del servicio de inteligencia exterior ruso que comparte un pasado con nuestro héroe y ha venido a cobrarse deudas que Lawrence ni siquiera sabía tener. Con su nueva autorización, su antiguo amante podrá darle los archivos necesarios para saber cómo y por qué murieron cinco personas cercanas a ella en Bakú (capital de Azerbaiyán) quince años atrás.

El tercer vértice del triángulo es Maddy (Oona Chaplin), segunda esposa de Lawrence y antigua capitana del ejército, mujer de curiosidad solo comparable a su empatía. Siente como realmente suyos a sus hijastros, Ella (Beau Gadsdon) y Callum (Samuel Leakey), quienes han aceptado las exigencias del nuevo puesto de su padre con distintos niveles de entusiasmo; solo al chico le parece interesante ir por ahí con escolta armada. 

Alrededor de estos personajes orbitan otros muchos, así como diversas instituciones, pero sería una verdadera traición revelar otros detalles de una trama en constante mutación. Nos limitaremos a decir que, como en toda buena ficción de espionaje, ni personajes ni espectadores deben confiar en nada ni nadie. Quizá ni siquiera en uno mismo.

Guionista de Spielberg 

'Traición' es creación y producción de Matt Charman, dramaturgo nominado (junto a los hermanos Coen) al Oscar al mejor guion original por 'El puente de los espías', de Steven Spielberg, aquel reposado acercamiento a la historia de James B. Donovan (Tom Hanks), el abogado de seguros que negoció la liberación del piloto de la CIA Francis Gary Powers a cambio de Rudolf Abel (Mark Rylance), espía soviético al que había defendido en los tribunales. 

Como en aquella, la sombra de le Carré y sus puzzles cerebrales es alargada, pero Charman quería, según ha explicado a los medios, "acercarse también a cómo suelen tratar esta temática los americanos". Es decir, a lo cerebral se unen lo musculado y emocional de la 'saga Bourne'. Sobre todo lo emocional: gran parte de la serie sucede de puertas adentro, en la intimidad de una familia desgajada por amenazas de primer orden, envuelta en un clima paranoico y enfermizo. 

Rastros de 'The Americans'

Algunos giros argumentales pueden resultar un tanto inverosímiles, pero los actores principales logran asentar el creciente delirio en la verdad emocional. Que Charlie Cox no sea una estrella mayor resulta un misterio en toda regla. De Kurylenko ya sabíamos su capacidad tanto para la acción como para el drama: su carrera abarca de 'Quantum of solace', de la saga Bond, a una elegía romántica de autor (Terrence Malick) como 'To the wonder'.

En su combinación de 'thriller' de espionaje con drama familiar, 'Traición' puede retrotraer a series tan de culto como 'Alias' y, sobre todo, 'The Americans': lo personal mezclado sin remedio con lo profesional o, más preocupante, lo secreto. Durante sus dos primeros episodios, también se puede pensar en una versión algo menos urgente (pero tampoco mucho menos) de la primera temporada de '24'. Sin llegar al estatus de esos clásicos, se presenta como una opción realmente a considerar para bañar estos días de asueto en algo de estilizada ansiedad. Atención al trabajo de la directora Louise Hooper ('The Witcher' o el final de 'Sandman'), capaz de hipnotizar con un Londres nocturno estilo Michael Mann o algún plano secuencia de nivel.

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