Tras reinventar las casas encantadas, Mike Flanagan ha puesto al día otro de los grandes clásicos del género del terror, los vampiros. En Misa de medianoche, su nueva serie en Netflix, queda atrás la imagen del chupasangres galán y seductor que nos ofrecía la saga Crepúsculo. Nos encontramos ante una criatura monstruosa y aterradora que, como el Alien de Ridley Scott, permanece oculto buena parte de la trama. Una feroz fuerza de la naturaleza casi tan imparable como su ansia de sangre. Aunque en Misa de Medianoche cambian un poco las reglas sobre lo que hasta ahora habíamos visto sobre estos monstruos en la pantalla. No parece que los crucifijos vayan a ser muy eficaces contra su sed de hemoglobina. Los episodios ya llevan una semana disponibles y se han convertido en uno de los títulos más vistos de la plataforma. Después del éxito de La maldición de Hill House, Mike Flanagan se convirtió en uno de los autores mimados de la casa. Hasta el punto que la compañía de la gran N pensó en darle continuidad a modo de antología, dedicando cada temporada a una nueva casa con fantasmas. Así nació La Maldición de Bly Manor. El director es una apuesta segura para todos aquellos que quieran disfrutar de buenas historias de terror. Explorando por el catálogo de Netflix se pueden encontrar otros largometrajes del cineasta disponibles, antes de que se pasara al streaming. En su tercera serie, Flanagan cambia los espectros sobrenaturales por los colmillos afilados y las alas de murciélago para explorar nuevos terrenos donde contarnos historias inquietantes.

La primera gran curiosidad es que Misa de Medianoche partió de una novela que no existe. En realidad, era un guión que llevaba años en un cajón sin encontrar quien lo financiara para llevarlo a la pantalla. Quizá por eso, otros títulos de Flanagan contenían guiños a la existencia de este libro fantasma. En SIlencio, película dirigida por Flanagan en 2016, la protagonista es una joven escritora sorda que vive aislada en una cabaña en un bosque hasta que un día empieza a ser acosada por un psicópata enmascarado. El personaje está interpretado por Kate Siegel, esposa de Flanagan en la vida real y habitual en muchos de sus títulos, y el libro que la llevó a la fama es precisamente, Misa de Medianoche. Una copia física de la novela de marras aparece también en una escena de El juego de Gerald, película que el director hizo un año después y que adaptaba un libro de Stephen King. El prolífico novelista se ha declarado fan incondicional de Flanagan. Hasta el punto de que prefiere la adaptación de hizo el cineasta de Doctor Sueño, la continuación de El Resplandor, a la de la mítica versión de la primera parte realizada por Stanley Kubrick. Para mi, Kubrick es mucho Kubrick, pero me limito a dejar constancia de su opinión. La fobia de King a Kubrick la atribuyo a un choque de egos durante el rodaje.

En Misa de Medianoche, Flanagan se acerca al mundo del vampirismo para ofrecernos una visión más próxima a la de otra novela del maestro literario del terror, El Misterio de Salem's Lot. La admiración entre Flanagan y King se ve que es mutua. Las dos transcurren en pequeñas comunidades cerradas y en decadencia donde nunca pasa nada, hasta que un buen día empiezan a desaparecer personas sin ninguna explicación. En la serie de Netflix, la acción transcurre en una isla que vive de la pesca, tan aislada del resto del mundo como lo hace la protagonista de Silencio. Un lugar totalmente decadente, donde cada día vive menos gente y la decrepitud se palpa en sus casas de madera. Casi parece una especie de prisión para perdedores que parecen resignados a no poder marcharse nunca de allí. Existe una Crockett Island en Australia, pero me temo que no es el lugar donde transcurre la acción de la serie, ya que la de ficción se encuentra en Estados Unidos. El escenario es un lugar tan imaginario como lo es el libro que supuestamente adapta. La trama arranca cuando llegan al pueblo nuevos habitantes. Un hombre que vuelve a casa con su familia tras haber pasado los últimos años en prisión por haber matado a una joven en un accidente de tráfico mientras conducía borracho; y un sacerdote que se hace cargo de una iglesia que está más en decadencia aún que la propia isla y donde los bancos están cada domingo más vacíos. Hasta que empiezan a ocurrir los milagros, detrás de los que sabemos que no puede haber nada bueno.

El reparto cuenta con una serie de actores cuya presencia nos indica que estamos ante una obra de Flanagan. Desde Kate Siegel a Henry Thomas, conocido como el que fuera el niño de E.T. y que dio un auténtico giro a su carrera desde que trabaja con el director; así como a Samantha Sloyan, que aquí encarna a uno de los personajes más odiados de la serie, una fanática religiosa llena de prejuicios y odio que demuestra que hay personas que pueden dar más miedo que los monstruos.

La trama se va cociendo a fuego lento y los cuatro primeros episodios nos sirven para meternos de lleno en las historias de los personajes que habitan en Crockett Island. Puede que sea uno de sus trabajos más intimistas del director y por eso le había costado encontrar financiación. Mientras el gran misterio se va desplegando, Flanagan aprovecha para hablarnos de cosas tan intensas como la culpa, la penitencia, la redención, el sacrificio, la vida después de la muerte y la fe. Cada capítulo contiene referencias bíblicas en sus títulos. Es en los últimos tres episodios cuando la trama coge velocidad para recordarnos que habíamos venido a ver una serie de terror. A partir del giro que hay a mitad de la temporada, sabemos que puede pasar cualquier cosa y que no podemos encariñarnos por ningún personaje. Precisamente los episodios más introspectivos sirven para que podamos identificarnos con sus protagonistas, conocer sus motivaciones y que suframos por ellos cuando las cosas se ponen realmente feas. Flanagan demuestra que sigue teniendo capacidad para generar momentos de gran tensión y crear criaturas que nos hacen pegar un buen bote en el sofá cuando las vemos aparecer. Misa de Medianoche no es una serie de sustos, pero alguno hay. Su terror es más psicológico y en algunos momentos conseguirá arrancarnos una lagrimita. Tenemos la duda de si la serie será renovada para una segunda temporada, porque la trama deja abierto algún que otro cabo suelto. Aunque se trate de una historia cerrada. Por lo pronto, la próxima proyecto en el que trabaja Flanagan para Netflix se titula Midnight Club (El club de Medianoche), pero esa alusión del título al momento del día no tiene por qué ser la pista para una segunda parte. Es la adaptación de la novela de otro escritor de terror adolescente de los años 90, Christopher Pike (seudónimo de Kevin Christopke McFadden). ¿Es ése alias un homenaje al primer capitán de Star Trek? La historia parece dejarnos la sensación de que los milagros existen y de que un grupo de perdedores puede salvar al mundo, aunque es muy posible que la Humanidad se quede sin conocer su hazaña.