Netflix ya cuenta con su primera serie gallega de producción propia. 'El desorden que dejas' ha trepado al número uno de los títulos más vistos de la plataforma, codeándose de tú a tú con un peso pesado como ha sido Gambito de dama. En el año en que las series españolas han arrasado en calidad con títulos como 'Patria', 'Antidisturbios' o 'La Veneno', no es cualquier cosa. Tras haber apostado por incorporar a su catálogo interesantísimos títulos de la televisión autonómica gallega (TVG), Netflix ha optado por producir sus propios títulos ambientados por aquellos lares. Y ha debutado con alguien que podría considerarse de la casa, el novelista y guionista Carlos Montero, que ha dado a la plataforma otro de sus títulos españoles 'Élite'. 'El desorden que dejas', pese a transcurrir en buena parte de sus escenas en un instituto, abandona las tramas adolescentes para centrarse en otros personajes de más edad. Hay una trama de acoso, pero no son los estudiantes quienes lo sufren. Son las maestras, que tienen escondidos sus propios monstruos en el armario. Montero es el autor de la novela en la que se basa esta miniserie, pero también es el responsable del guión y la dirección. Así que algo de fidelidad al material literario sí que debe de tener ¿no?

Inma Cuesta (Arde Madrid) y Bárbara Lennie son las dos protagonistas de esta miniserie de ocho episodios en la que interpretan a dos mujeres cuyas historias se nos cuentan en paralelo. Parece que las dos van a correr el mismo destino y la gracia está en comparar las diferencias entre ambas tramas. Creo que solo hay un momento en el que las dos actrices llegan a compartir escena. Todo empieza con una muerte en circunstancias misteriosas. Al más puro estilo de Laura Palmer en 'Twin Peaks', con un cadáver flotando en un río. Aquí la pregunta podría ser ¿quién mató a Viruca? La investigación de esta muerte se convertirá en un juego peligroso, ya que tras el crimen estaba oculto algo mucho más turbio de lo que podía parecer. Hay secretos que pueden matar. Una de las cosas más sorprendentes de la trama es que sabe guardar bien hasta el episodio final el suspense. En una serie de crímenes, todos nos hacemos siempre nuestras quinielas de posibles sospechosos. Unas veces se acierta enseguida, otras tardamos un poco más. Cada capítulo termina con un giro de guión de los que te dejan pegados a la butaca (conocidos como cliffhangers) con ganas de más y que la convierten en una perfecta candidata para maratonear un fin de semana.

La miniserie sabe crear una atmósfera opresiva en el imaginario pueblo de Novariz. Uno de esos sitios donde se conoce todo el mundo y no se sabe si eso es bueno o es malo, porque todos conocen tus secretos y no está muy claro en quién se puede confiar y en quién no. Por debajo de la trama hay un cierto poso de corrupción. Todo está controlado por un sistema que se encarga de proteger a los más poderosos y que sus desmanes queden impunes. También llama la atención esas confianzas con las que los alumnos responden a sus maestros. Vamos, ríete tú de los adolescentes de 'Euphoria'.

De alguna manera, el público venía demandando escenarios nuevos para las ficciones. Ya estaba bien de que todas las series tuvieran que transcurrir en Madrid o en Barcelona. Por no hablar de los miles de títulos ambientados en los Estados Unidos. Los bosques gallegos y sus pequeños pueblos pueden dar juego en tramas que ya quisieran para sí otras grandes ciudades y con un atmósfera propia. A veces opresiva y que funcionan a la perfección en las tramas policíacas. Es lo que se ha llamado es llamar el "gallego noir", Galician noir para los anglófilos. También se acabó eso de que todos los personajes de las series españolas tuviera que hablar con un acento neutro, para ocultar la procedencia del actor. En 'La Peste' ya vimos cómo sus personajes hablaban con un acento inconfundiblemente andaluz. Otro tanto ha ocurrido en otra de las series españoles del año, 'Patria', donde el origen vasco de sus actores, su acento y sus diálogos en euskera ayudaban a la trama. Ahora es el turno de los actores gallegos. Hasta Inma Cuesta, una de las protagonistas de 'El desorden que dejas', ha tenido que hacer esfuerzos para dejar de lado su acento andaluz y hablar como si viviera en Galicia de toda la vida.

Fue la adaptación de 'Fariña', la novela de Nacho Carretero, la que puso a Galicia en el punto de mira de las plataformas en streaming. Tras haber sido emitida por Antena 3, Netflix la incorporó a su catálogo y la miniserie pudo ser vista en todo el mundo. El gigante mediático pronto empezó a buscar nuevos títulos ambientados en Galicia y así fue cómo se hizo con los derechos de 'El sabor de las margaritas', serie de la TVG y consolidó el fenómeno. Fue el primer título en gallego incorporado al catálogo de la plataforma. La segunda temporada ya se ha visto en la televisión autonómica gallega y en pocas semanas se espera su llegada a Netflix. Mientras se preparaba El desorden que dejas, HBO hizo lo propio e incorporaba a su programación 'Agua Seca', coproducción entre la TVG y la televisión pública portuguesa. Otro éxito asegurado. La cosa no va a quedar ahí, ya que Amazon prepara para el año que viene su propia serie gallega: '3 Caminos', ambientada en el Camino de Santiago. No es exactamente género policiaco pero sí una aproximación diferente a la Ruta Xacobea del terror que nos proponía Caminantes y que este verano hacía Orange desde el otro extremo del Camino. A su paso por Navarra. Por cierto, que Netflix dejó la producción de El desorden que dejas en manos de la productora Vaca Films, responsable de otra de las series españolas de este año, La Unidad por cortesía de Movistar. No estamos ante una moda pasajera.