La llegada a Amazon de Al Pacino y sus cazadores de nazis en 'Hunters' ha estado marcada por la polémica tras las críticas a la serie por parte del Museo de Auschwitz. Se refieren a una escena que muestra una partida de ajedrez humano en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, donde los prisioneros judíos son obligados a matarse. Un hecho totalmente ficticio, pero que, según plantea la institución, puede dar alas a aquellos que se dedican a negar el Holocausto.

Para analizar la polémica no hay que olvidar que uno de los principales referentes que ha tenido la serie ha sido la película 'Malditos Bastardos' de Quentin Tarantino, que presumía de crear su propia Historia. La otra gran inspiración son los cómics de superhéroes, como si fuera un tebeo de Marvel o de DC.

La serie está ambientada en los años 70 y nos cuenta la historia de un grupo que se dedica a cazar a criminales de guerra nazi que viven infiltrados en los Estados Unidos desde el final de la guerra. La trama incluye flashbacks de las atrocidades que vivieron algunos de los protagonistas o sus familiares en los campos de concentración. Los creadores de la serie no han tenido la intención de blanquear el fascismo. La serie llega además en un momento en el que monstruos que parecían haber quedado en el pasado vuelven a resurgir. David Weil, creador de 'Hunters', ha explicado que los nazis perpetraron salvajadas y actos de sadismo extremo y tortura. En sus guiones, no quiso concretar ni representar hechos específicos y prefirió utilizar escenas totalmente de ficción.

La novela 'Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay' de Michael Chabon contaba la trayectoria en Estados Unidos de dos jóvenes judíos que llegan a Nueva York en los años 40 huyendo del horror de la Alemania nazi y se dedican a escribir cómics de superhéroes. Autores que, para vencer sus propios traumas del pasado, se dedicaron a imaginar historias de personas super poderosas que plantaban cara al fascismo. Un argumento que bebía de la historia real de lo que se conoce como la Edad de Oro del Cómic, e inspirada en la trayectoria de autores como Stan Lee, Jack Kirby, Jim Steranko, Jerry Siegel o Joe Shuster. En sus cómics no pudieron evitar la tentación de mandar a Superman o al Capitán América a romperle la mandíbula a Hitler. Cuando en los años 60 el género superheroico resurgió, algunos de estos enmascarados seguían luchando contra organizaciones secretas nazis, como Hidra.

Aunque los referentes cinematográficos de 'Hunters' habría que buscarlos en películas como 'Odessa' (1974), 'Marathon Man' (1976) o 'Los niños del Brasil' (1978), hay mucho de cómic de superhéroes de esa segunda época en los guiones de 'Hunters'. Aunque ninguno de sus personajes tenga poderes. El protagonista es un adolescente huérfano y que tiene que mantener a su abuela. Situación muy similar a la que se encontraba Peter Parker en los primeros números de 'Spider-Man'. El episodio piloto nos cuenta el origen del personaje, que está interpretado por Logan Lerman. Un actor que, pese a su juventud, cuenta con una amplia carrera cinematográfica, entre la que se encuentra la fallida saga de Percy Jackson. No será hasta el segundo episodio que conozcamos al resto del grupo, de la mano de quien va a ser el nuevo mentor del protagonista. Meyer Offerman es el personaje que interpreta Al Pacino y es el líder de la organización dedicada a la captura de nazis. Pacino parece vivir un nuevo resurgir de una carrera que estaba de capa caída.

No es casual que en las primeras secuencias del episodio piloto, el protagonista salga del cine con sus amigos de ver 'Star Wars', con quienes mantiene un acalorado debate sobre la oscuridad de Darth Vader. Más tarde veremos al protagonista debatirse entre el no matar o el abrazar la oscuridad, como sacrificio para que sus amigos sigan en el lado de la luz.

La intención de 'Hunters' es la de presentar al nazismo como el mal sin paliativos. La pregunta no debería ser si frivoliza el Holocausto. Más bien, si está a la altura de lo que se nos prometía. Creo que gran parte de su propuesta se desinfla en el último episodio. A fuerza de querer sorprender al espectador con giros extraordinarios, se arriesgan a que se desmorone la coherencia de la historia que nos están contando. Aun así, el desenlace deja suficientes cebos para que el espectador vuelva en una segunda temporada.