Chispas (y no de las buenas) en ‘First Dates’: Una actriz y un camionero chocan en una cita sin futuro

Cristina, durante su cita en First Dates

Cristina, durante su cita en First Dates / Cuatro

La búsqueda del amor a cualquier edad no siempre es sencilla, y si no, que se lo digan a Lidia y Manolo, los protagonistas de una cita en ‘First Dates’ que terminó con un veredicto unánime: mejor cada uno por su lado.

Un reencuentro con el amor (o no)

Lidia, una actriz y vedette jubilada de 67 años procedente de Zaragoza, llegó al restaurante de Carlos Sobera con las ideas muy claras sobre lo que buscaba en una pareja. “Que estén mayorcitos y que hayan probado de todo”, afirmó con naturalidad, dejando a Laura, la camarera del programa, completamente en shock. Su historial sentimental incluye relaciones tóxicas, lo que le ha hecho ser más cautelosa en cuestiones del corazón. Prefiere a hombres grandes, cariñosos y, sobre todo, que no sean chistosos ni amantes del baile.

Por su parte, Manolo, un soltero de 72 años que ya había pasado por el programa con éxito (su anterior relación duró casi cuatro años), volvía con la esperanza de encontrar a alguien especial. Con una trayectoria como florista y conductor de camión, se mostró abierto a conocer a Lidia, pero la conversación pronto dejó entrever que sus mundos eran muy distintos.

Diferencias irreconciliables

Uno de los primeros puntos de fricción surgió cuando Manolo dejó claro que el mundo del espectáculo no le convencía demasiado, algo que a Lidia no le hizo ninguna gracia. “Se piensan que hemos tenido una vida con mucha libertad y en verdad, haces tu obra, cobras y te vas a tu casa”, explicó la actriz, dejando claro que los prejuicios no iban con ella.

Por si fuera poco, otro obstáculo apareció cuando Manolo mencionó su afición al baile y que solía acudir a la zona donde vive Lidia para disfrutar de la pista. Ella, que ya había advertido que no le gustan los hombres bailarines, no tardó en responder con humor: “Si hay que bailar, se baila, pero no voy a ir todos los sábados al club de los jubilados”.

Una decisión sin sorpresas

Llegado el momento de la verdad, ni Manolo ni Lidia dudaron. Él fue el primero en sincerarse y explicó que no veía compatibilidad entre ellos. “No estamos en la misma onda”, sentenció. Lidia, sin rencores, estuvo de acuerdo y dejó claro que tampoco veía futuro en la relación.

Sin segundas citas a la vista, ambos se despidieron sin rencores y con la satisfacción de haber vivido una experiencia más en su búsqueda del amor. ¿Quién sabe? Quizás en su próxima oportunidad, la conexión sea inmediata.

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