La tercera entrega de 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' arrancó con Carlota Corredera leyendo un comunicado de los productores ejecutivos del documental. Tras semanas de comentarios acerca de la cifra que podría haber cobrado Rocío Carrasco por sentarse, la productora quiso aclarar que su retribución ha sido menor a la que se ha especulado.

"Desde que se supo que Rocío Carrasco había decidido hablar tras 20 años de silencio hubo quienes la volvieron a victimizar automáticamente, la atacaron con el argumento de que lo hacía por dinero y lanzaron cifras escandalosas para menoscabar su credibilidad", comenzó leyendo la conductora.

Corredera explicó que la protagonista quería hablar para hacer una catarsis: "Nos gustaría dejar claro que desde el primer contacto Rocío Carrasco nos contó que quería hablar únicamente porque necesitaba contar su historia públicamente y porque se lo había recomendado como parte del tratamiento el equipo de psicoterapeutas que la trata desde hace tiempo".

Corredera explicó que la protagonista quería hablar para hacer una catarsis: "Nos gustaría dejar claro que desde el primer contacto Rocío Carrasco nos contó que quería hablar únicamente porque necesitaba contar su historia públicamente y porque se lo había recomendado como parte del tratamiento el equipo de psicoterapeutas que la trata desde hace tiempo".

"Cuando empezamos a hablar Rocío nos dijo que desde hacía un año y medio pensaba que quería explicarse ante las cámaras. Sabiendo que desde hace tiempo la gente se preguntaba cómo era posible su situación sobre todo con sus hijos. A través del trabajo conjunto, Rocío ha podido expresar todas sus emociones, contradicciones y sentimientos sin tener miedo", añadía.

La presentadora del debate aseguró que Carrasco no había pedido dinero por hablar, tan solo que únicamente ella pudiera expresarse sin interrupciones: "Ni ella ni su marido Fidel Albiac pidieron dinero a esta cadena o a esta productora, jamás nos exigieron nada a cambio, ni dinero ni ninguna otra contraprestación, solo querían que ideásemos un formato que le permitiera explicarse con libertad y sin ser interrumpida, ni juzgada. Fuimos nosotros los que consideramos que Rocío tenía que recibir una contraprestación por la intensa labor desarrollada en las cuatro semanas de rodaje. Con la misma cantidad de otras producciones similares e infinitamente lejos de las cifras que se han publicado para invalidar su testimonio. Una cifra que jamás fue cuestionada, negociada, ni comentada por ella ni por nadie de su entorno. Rocío solo nos pidió que se la escuchara".