ACTRIZ Y PRESENTADORA. Segoviana de 42 años, menuda, pizpireta y con unos enormes ojos transparentes que lo explican todo, sobre todo si es en clave de humor. La naturalidad desbordante de Eva Hache y su afamado gracejo con mala uva son las señas de identidad que le han aportado éxito, desde su televisivo Noche Hache hasta las galas de los premios Goya, el popular Club de la Comedia y su reciente gira teatral, con la obra Fisterra

Cabaret, teatro, monólogos, programas de humor, cine... ¿Cuál es su niño mimado?

Mi niño mimado no puede ser otro que el monólogo. Es el que me ha dado de comer durante los últimos años y el que me ha puesto donde estoy.

Hablando de niños, tiene uno de carne y hueso para mimar... ¿Lo hace mucho?

Mucho, mucho, claro; todo el rato, sin parar.

¿Vive volcada en su ámbito familiar?

Estoy muy familiar, sí, sí... y soy muy privilegiada, porque en eso de la conciliación, que es tan extraño, reconozco que tengo una vida que es un lujo. Los niños pequeños lo que necesitan es tiempo, y yo lo saco.

¿Tiene alguna manía doméstica?

Pues sí, sí que tengo. Soy un poco obsesiva con la línea recta. Es absurdo, pero a mí, por ejemplo, un mueble colocado en diagonal me raya la vida.

Da la impresión de que es más bien de calle, de cervecitas...

He sido muy callejera. Ahora, ya menos, porque me he vuelto muy madre y disfruto mucho esa faceta, pero sí, me he criado en la calle.

Pero, las cervecitas, ¿dónde?

Me gusta mucho el terraceo. Me gusta el aire libre y estar al sol.

"Soy algo obsesiva con la línea recta; es absurdo, pero a mí me raya la vida un mueble colocado en diagonal"

¿Es usted urbanita?

Pues no se crea, también soy bastante rural. Me gusta la ciudad, vivir en Madrid, pero si me trasladan a un campo o a una playa y estoy divinamente, me quedo el tiempo que haga falta.

Como segoviana no dejará apartadas las alegres costumbres populares... ¿Con qué se queda?

Los chatos, las tapas y pasearse son una opción estupenda, y más en una ciudad como Segovia.

¿Aficionada a comer?

¡Me encanta comer! Como igual que un remordimiento y tengo la buena suerte de no engordar.

¿Qué importancia le da al ambiente que la rodea?

Mucha, mucha. No soy nada paciente con las cosas que no me gustan.

¿Dónde busca el relax?

En mi casa y en Zahara de los Atunes.

¿Qué lugar del planeta le inspira más?

Zahara. La amplitud de ese horizonte me despeja muchísimo la cabeza y veo las cosas muy claras.

¿Qué atención presta al cuidado del citado planeta?

Toda la que puedo. Trato de ensuciar lo mínimo, evito coche, no compro nada que esté muy empaquetado...

Tres aficiones, por orden de importancia.

Leer, estar al sol y comer. ¡Es que las tres son estupendas!

Su música favorita...

De toda la vida, Prince. Y la música buena.

¿Supersticiosa?

No.

¿Se puede hacer humor al margen del mundo, sin contar con la gente y sus circunstancias?

No, porque el humor está para los demás y sale de allí mismo.

¿Sus deseos para todos?

¡Muy buenos!

¿A qué tiene miedo?

A muy pocas cosas... a la mala salud, que es lo único que no podemos manejar, pero no, no tengo miedo a casi nada.

¿Dónde pone su esperanza?

En vivir muchos años, muy contenta y con una salud de hierro.