En la nueva entrega de 'Salvados' Jordi Évole intenta comprender una factura de la luz. Y es que, en la etapa de crisis que lleva España, la factura de luz no ha dejado de subir. Para hablar de este tema, Jordi Évole entrevista a Carmen Monforte, periodista 'Cinco Días', en la Central Nuclear de Trillo en Guadalajara.

El misterio de la factura es que la mitad de lo que pagan los clientes es por "una tarifa o peaje de acceso", que son unos costes que se han ido incrementando en los últimos años, provocando una subida de la luz. Esos peajes son: "por transporte y distribución de energía, las primas por fomentar el desarrollo de las energías renovables, una tarifa especial para las grandes empresas industriales y el déficit de tarifas, a parte de partidas pequeñas como la moratoria nuclea o las extras peninsulares", explica Carmen.

La moratoria nuclear "fue una paralización de las inversiones que estaban en marcha en las centrales nucleares que decretó el primer Gobierno del PSOE". "Las empresas reclamaron y el Gobierno entendió que tenía que retribuirles la inversión que les había paralizado". Este año, se pagan "52 millones de euros" de moratoria.

El concepto que peor le suena a Jordi Évole es el déficit tarifario. Carmen dice que es como "el déficit público". Se van pagando en la factura anualidades del déficit de todos los años que se ha producido, para evitar subir la tarifa. No estamos pagando a las eléctricas lo que cuesta la electricidad, "cuesta 24 mil millones más", acumulados desde el años 2000. Este déficit de tarifas "se lo inventó Rodrigo Rato cuando decidió que la luz no podía subir por encima de la inflación", comenta Monforte.

Hoy en día "no hay política energética seria. Hay desbarajuste total".

En los últimos años, se ha pagado más en la factura de la luz, pero sin embargo, la deuda no se ha reducido. La razón es que "el déficit se lleva a cumulando desde el año 2000 y con el sistema de financiación a plazos, se va pagando pequeñas cantidades y como se pagan intereses, es una bola de nieve".

Jorge Fabra, sobre el ejecutivo en el sector eléctrico

Jorge Fabra, ex consejero de la Comisión Nacional de Energía se sincera sobre el ente regulador para el que trabajaba y el papel del Gobierno en el sector eléctrico.

En el sector eléctrico, en 2008, la Comisión Nacional de Energía emitió un informe en el que advirtió al Gobierno que se estaba produciendo una enorme brecha entre precios y costes y que estaba produciendo un enorme desequilibrio en contra de los consumidores. El Gobierno "no hizo nada", comenta Jorge Fabra, ex consejero de la Comisión Nacional de Energía.

Cuando Jorge Fabra estaba en la Comisión Nacional de Energía "faltaban datos sobre los costes". Dejó de hacer un seguimiento de los costes de producir energía eléctrica, en 1997, porque "quien establece los costes para los consumidores son los precios del mercado" y se abandonó el seguimiento de los costes. "Un disparate".

Por ello, los consumidores "pagan por la energía, precios superiores a los que correspondería a los costes reales de prestar los servicios correspondientes y entregar el bien energético correspondiente", asegura Fabra.

La primera reforma que habría que hacer es "derogar todas las normas que existen y comenzar desde cero". Para Fabra, "el Gobierno no se tiene que reunir con las empresas, se tienen que reunir con los ciudadanos que les vota. Tiene que tomar sus decisiones con absoluta independencia". "Cada uno tiene que jugar su papel en la sociedad. Las empresas tienen que defender sus intereses y los políticos, el Gobierno y las instituciones tiene que defender los intereses generales, que se están defendiendo mal".

Jorge Morales explica la fijación de tarifas

Cuando llega la factura, el precio que se cobra por kilovatio hora "se fija con una parte por peajes y otra por subasta", según explica a 'Salvados' Jorge Morales de Labra, Director de GeoAtlanter.

Hay dos tipos de subasta: la que se hace todos los días y otra trimestral, que tiene que ver con la variación de precio. En la subasta diaria, participan exclusivamente compañías eléctricas, a través de un mercado electrónico.

La energía le cuesta al consumidor igual porque "la factura de la luz se paga a un precio fijo determinado por el Gobierno, pero al comercializador de energía le sale más barato que se consuma por la noche que en hora punta", declara Jorge.

El precio se fija con las curvas de oferta y de demanda, . En una subasta, 'gobernada' por los oligopolios "el coste del producto no tiene nada que ver con lo que cuesta el producto". Un coste que "se niegan a enseñar". No se puede saber lo que en realidad cuesta un kilovatio hora, "si no abren sus cuentas a una auditoría pública", comenta el Director de GeoAtlanter.

En una subasta trimestral, participan las eléctricas y agentes financieros que "negocian con el precio de la electricidad, especulan". "Son inflacionistas para ganar un dinero adicional". El Gobierno lo permite. Algo que Ángel ha denunciado desde hace dos años porque "produce un sobrecoste en el precio de la luz de un promedio de más de 500 millones de euros anuales". Además, el Gobierno "les reconoció una prima de riesgo, aunque luego la eliminaron". Esto que se da en el sector eléctrico se da también "en el sector petrolero".

"La petrolera me indica qué cifra tengo que poner en el monolito"

Los precios de gasolina le lllaman la atención a Jordi Évole, quien acompañado de Alfredo Hernández, Asesor Jurídico de Estaciones de Servicio (CEEES), acude al dueño de una estación de servicio para que cambie la cifra de los carburantes.

Jordi Évole quiere saber si las gasolineras pueden cambiar los precios del carburante y va a hablar con el dueño de la estación de servicio donde se encuntra."Se nos cae la cara de vergüenza porque no sabemos cómo explicar a los clientes que no podemos dar descuentos porque entro en pérdidas". Él no puede hacer nada porque "la petrolera me indica qué cifra tengo que poner todos los días en el monolito", aunque la estación de servicio es suya.

Al principio, entre los gasolineros y las petroleras se repartían los beneficios a partes iguales, pero "ahora la tarta no es esa".

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