Esta noche Alberto Chicote se enfrenta a un nuevo reto, esta vez se trata de reflotar un restaurante mexicano, 'El último Agave'. La cita será esta noche en Cuatro a las

A su cocina le falta intención, voluntad y un verdadero sabor a México pero el gran problema del restaurante es otro: sus tres socios. Las continuas disputas, el mal ambiente y la falta de entendimiento entre ellos han convertido el restaurante en un negocio ruinoso y sumido en la más absoluta desorganización.

Por si fuera poco, Alberto Chicote descubre un ratón muerto en la cocina y es testigo de la terrible borrachera de su relaciones públicas y propietaria en mitad de un servicio de cenas. A todo ello se suma un jefe sin dotes de liderazgo, un administrativo desorganizado y un clima de crispación entre los socios del local.

‘El último Agave’, un restaurante plagado de problemas

Roberto, Cristina y Sergio son los tres socios del restaurante y también su mayor problema. Roberto se encarga de gestionar el local y la cocina, Sergio se centra en las tareas administrativas y Cristina trabaja de relaciones públicas y camarera. Aunque el trabajo parece estar bien repartido las cosas no funcionan.

Las cuentas no salen, cada día tienen más deudas y saben que si siguen así el restaurante no va a poder aguantar mucho tiempo en marcha. Pero lo más grave es la actitud de sus propietarios: se gritan, no se soportan, muestran sus diferencias delante de los clientes y no saben mantener las formas cuando el restaurante está abierto.

Cristina es la más problemática de los tres. Hace las cosas sin contar con los demás, discute sin pudor delante de los clientes, entra y sale de la cocina a pesar de tenerlo prohibido y admite estar harta de trabajar en un lugar así.

Cristina se emborracha delante de Chicote y se lo cuenta a los clientes

Ante los problemas tan graves entre los socios de ‘El último Agave’, Alberto Chicote es consciente de que se enfrenta a un caso difícil. No sólo es necesario cambiar la forma de cocinar, las propuestas que ofrecer y la manera de trabajar. Es imprescindible que los propietarios cambien radicalmente de actitud, se ayuden entre sí y potencien sus fortalezas en lugar de sacar continuamente a la luz cada error cometido.

Pero no lo tendrá nada fácil. Roberto es un gran trabajador pero sus dotes de liderazgo no dan resultado, Sergio es bastante desorganizado y los números le traen de cabeza, y Cristina es completamente imprevisible. La relaciones públicas llega a emborracharse delante de Alberto Chicote durante un servicio de cenas y se sienta con los clientes a contarles que ha bebido.

Y para complicar las cosas, un sorprendente hallazgo añade más tensión a la situación: Alberto Chicote descubre un ratón muerto en la cocina, lo que le obliga a clausurar temporalmente el local y replantearse si continuar con su intento de reflotar el local o abandonar su propósito. Serán muchas las cosas serán las que tenga que cambiar este restaurante mexicano en Barcelona si quiere no sucumbir al fracaso al que, de seguir así, está inevitablemente avocado.