El primer verano de (casi) normalidad pospandémica se espera que sea multitudinario en cuanto a turismo. Después de dos años de restricciones y miedo al coronavirus, muy pocos van a renunciar esta vez a escaparse unos días en los meses de más calor del año. Los negocios que viven de los turistas respiran aliviados después de una mala racha que parecía no acabar nunca. ¿Lo malo? Que los lugares más demandados estarán llenos de viajantes. Para los que huyan de planes masificados, aquí dejamos una selección de las mejores playas salvajes del norte de España para unos días de naturaleza y desconexión.
Playa del Silencio, en Asturias.
A pocos minutos de Cudillero se encuentra la playa del Silencio, solo apta para aventureros. Los sinuosos acantilados se rompen con el sonido de las olas chocando contra la milenaria piedra en uno de los arenales más bonitos de Asturias. Eso sí, aunque su accesibilidad ha mejorado mucho en los últimos años, sigue sin ser una playa fácil. El camino a pie desde el estacionamiento de vehículos es de aproximadamente un cuarto de hora e incluye un tramo de escaleras.
Playa de Arnía, en Cantabria.
En pleno corazón de la Costa Quebrada y del parque natural del mismo nombre, se encuentra a apenas 20 kilómetros de Santander. Tiene unos 200 metros de ancho de arena fina y dorada y está rodeada de pequeños islotes.
Playa de las Catedrales, en Galicia
Una de las grandes joyas del litoral español. Aunque en los últimos años las autoridades han tenido que tomar medidas por la excesiva afluencia de turistas, este arenal de Lugo sigue conservando su magia.
Playa de Poo, en Asturias.
Aunque es una playa urbana situada muy cerca de Llanes (uno de los pueblos más turísticos de toda Asturias), la playa de Poo conserva intacto su encanto natural. Es pequeña, apenas tiene 150 metros de longitud, pero la sensación cuando te bañas en ella es de estar haciéndolo en plena montaña. Su escaso (o nulo) oleaje también contribuye a ello.
Playa de la Rabia, en Cantabria.
Se encuentra a continuación de otra perla de la costa cántabra, la playa de Oyambre, y tiene atractivos de sobra para hacerle competencia. Está situada entre las urbes de San Vicente de la Barquera y Comillas y se puede llegar en bici, ya que cuenta con un paseo peatonal que discurre por la zona.
Playa de Rodas, en Galicia.
Situada en el paraíso de las Islas Cíes, es una media luna de arena blanca y aguas verdes y azules. Solo se puede visitar de junio a septiembre y los fines de semana que haga buen tiempo y el número de turistas que puede acceder a ella cada día es muy limitado.
A pocos minutos de Cudillero se encuentra la playa del Silencio, solo apta para aventureros. Los sinuosos acantilados se rompen con el sonido de las olas chocando contra la milenaria piedra en uno de los arenales más bonitos de Asturias. Eso sí, aunque su accesibilidad ha mejorado mucho en los últimos años, sigue sin ser una playa fácil. El camino a pie desde el estacionamiento de vehículos es de aproximadamente un cuarto de hora e incluye un tramo de escaleras.