El levante de Mallorca guarda infinidad de lugares de una gran belleza, sobre todo en la costa, donde se encuentran auténticos tesoros como la Cueva del Pirata, en Manacor.
Recibe su nombre de un suceso ocurrido en 1760, cuando unos piratas atacaron el predio de Son Forteza y secuestraron al amo con el fin de pedir un rescate. Su hijo corrió tras ellos y acompañado de los suyos se enfrentó a los piratas en la playa, logrando rescatar al padre y provocando la huida de los moros. Uno de ellos, sin embargo, no pudo escapar al romperse una pierna con una roca, por lo que tuvo que buscar refugio en la cueva. Allí sobrevivió un tiempo, alimentándose de los animales que encontró, como cabras y corderos. Un día unos pescadores le encontraron y se lo llevaron a Son Forteza, donde fue curado. Agradecido, el pirata se convirtió al cristianismo y acabó casándose con la hija del amo.
La Cova del Pirata es en realidad un conjunto de cavidades naturales de unos 800 metros de longitud. Se halla junto a Cala Falcó, en la finca de Can Fresquet, a la izquierda de Cala Varques, según miramos al mar.
Conocida desde la antigüedad, consta de varias salas con estalactitas y estalagmitas, y con lagos de aguas salobres.
La cueva fue preparada para su explotación turística, por lo que en su interior se pueden encontrar bancos y escalones labrados en piedra.
Se dice que esta cueva tiene múltiples salidas, tanto por la garriga como por el mar, e incluso por Cala Varques, donde hay dos entradas, a mano derecha, aunque desconocemos si llegan a la gran cueva.
Exploraciones subacuáticas han localizado una galería inundada que comunica la Cueva del Pirata con la Cova des Pont, dentro de la misma finca. Esta segunda cavidad tiene una extensión de 1.075 metros. Conviene recordar que estas cuevas no están abiertas al público ya que en ellas es muy fácil perderse.