Esta semana, por una súper casualidad, coincidimos en el tema de nuestra Portada con la portada de ‘el País Semanal’ del pasado domingo. Qué le vamos a hacer, el azar es así. La verdad, no nos sentimos chafados. Al revés, estamos orgullosos de coincidir en nuestras cuitas con uno de los medios más importantes del país. Muchos de ustedes habrán leído el gran artículo de Ícaro Moyano sobre el atún rojo que se publica en las páginas del semanal. En él, Moyano, habla del chef Julio Vázquez del restaurante ‘El campero’ de Barbate, el templo de la cocina del atún en el sur de Andalucía. El artículo focaliza el tema en los diversos cortes del atún y su forma de cocinarlos. Nuestra Portada es complementaria, analógica, dado a que trata del atún rojo desde una visión más generalista.

Los cardúmenes de atún rojo viajan y viven en altamar, en los océanos. Sus vigorosos cuerpos revolotean en busca de sardinas, boquerones, arenques… Muchos que viven en las aguas del Atlántico, en primavera entran en el Mediterráneo para desovar. Las aguas cálidas de este mar acogen a los alevines que se alimentan de su plancton. El ciclo de la vida comienza de nuevo.  

El atún rojo es el rey de los pescados azules o pescados grasos, que son aquellos que contienen un 5% de materia grasa en su carne. El atún rojo es abundante en las aguas del mar Balear, que son muy ricas en pescado azul. Sobre todo en los meses de septiembre y octubre con la llegada de la Llampuga; sin duda la especie más abundante.

Sashimi de atún rojo.

Querido, querido atún. Amamos el atún y no solo por sus cualidades culinarias. Lo amamos porque es un pez singular, potente. Es un eslabón de la cadena trófica importantísimo. Gracias a él, nuestros mares mantienen su capacidad productiva. El atún es un valor en sí mismo y hay que mimarlo. La sobreexplotación de los caladeros está minando su capacidad de regeneración. Cada año hay menos atunes y su población corre el peligro de convertirse en residual en el biotopo marino. Hay que crear políticas pesqueras que protejan al atún rojo como especie. No nos podemos permitir su desaparición. 

¡Por suerte!, estamos revirtiendo la situación, desde el año 2019, existe un protocolo global de pesca del atún Rojo. La Secretaría General de Pesca regula su captura. La cuota concedida a España por el ICCAT, es de 6.093,28 toneladas. ‘La flota de cebo vivo del Cantábrico se quedará con el 19,3 %; mientras que la flota de cañas y líneas de mano del Estrecho recibirá el 6 %. La asignación para las flotas de palangre y línea de mano asciende al 12,3 %, mientras que el cerco del Mediterráneo se queda con el 25,2 %, porcentaje muy similar al de las almadrabas (24,2 %). En cuanto a los cañeros autorizados a pescar en aguas del Caladero Canario, la asignación es del 7,9263 %; mientras que la flota de artes menores del Mediterráneo recibe un 2,8 %. Los artesanales del Estrecho se quedan con un 0,8 %.

Pesca ancestral con almadraba.

Por otra parte, un 0,4 % se destina a cubrir supuestos en que se sobrepasase la cuota y para capturas realizadas por flotas no incluidas en el censo específico’.

Como ven una regulación matemática muy estricta pero necesaria para la conservación de la especie. 

Respecto a las aguas del mar Balear, los barcos asociados en OPMALLORCAMAR en la campaña 2021 han capturado 34 toneladas de atún.

El ciclo de la vida del atún rojo depende del equilibrio de su hábitat marino. Los alevines que han nacido este verano en nuestro mar remontarán las corrientes del estrecho de Gibraltar para volverse adultos en las aguas del Atlántico. Este ciclo de vida depende de nosotros, de la regulación de la pesca y de la conservación de los mares.