Muchas setas son tóxicas y muchas plantas son tóxicas también. Si no lo fueran, no las habría medicinales, pues es el tóxico el que tiene la capacidad de aliviar o curar las enfermedades. Paracelso ya lo citó en el siglo XVI:

“Todas las cosas tienen veneno, y no hay nada que no lo tenga. Si una cosa es veneno o no, depende solamente de la dosis”.

Uno de los tóxicos o toxina que más me llama la atención es la coprina, aminoácido natural no proteico que tiene una estructura química muy inusual en la naturaleza: un anillo de ciclopropano. Es estable a la cocción y no es tóxica por sí sola.

La encontramos en las especies Coprinopsis atramentaria (tapa de tinta), Ampulloclitocybe clavipes y Coprinopsis comantus. Bajo sospecha están Boletus luridus, Coprinus insignis, Coprinus micaceus, Laetiporus sulphureus, Pholiota squarrosa y Ptychoverpa bohemica.

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Todas estas setas son las que rompen la regla matemática: la suma de uno más uno, no da dos, da mucho más.

La combinación de la coprina con el alcohol ¡es explosiva! Se acabó la fiesta.

Cuando se consume alcohol con estas setas, la coprina inhabilita el enzima acetaldehído-deshidrogenasa. El metabolismo del alcohol en nuestro organismo queda interrumpido y se origina una intoxicación aguda: la persona puede desarrollar rubefacción de cara, cuello, tronco y extremidades, sofocones, dolor de cabeza, palpitaciones, náuseas y vómitos, dolor de pecho, disnea. También se presentan de manera variable, sabor metálico, diarrea, sudoración, taquicardia, arritmias cardíacas, hipotensión, vértigos y alteraciones visuales. En casos muy raros se pueden llegar a producir lesiones hepáticas o renales.

La gravedad de estos síntomas depende de la cantidad consumida de seta y de alcohol, así como del tiempo entre estas ingestas.

Los síntomas pueden aparecer también si el alcohol fue consumido con una anterioridad de cuatro horas a la comida, o si su consumo es posterior (incluso hasta cuatro días después).

Ya lo sabes:

Si bebes, no conduzcas.

Si comes setas “coprinus”, no bebas.

Uno más uno no siempre suma dos.