En contra

Martín M. Iacono: «Vengo del ‘mar de Castilla’ al Mediterráneo de Banyalbufar»

Martín M. Iacono

Martín M. Iacono / DM

Matías Vallés

Matías Vallés

Martín Miguel Iacono (Mar del Plata, 1974) es un «facilitador de experiencias en torno al vino» en Vinarius, su cava romana en el pueblo salmantino de Castellanos de Villiquera. Desea exportar su pasión a Banyalbufar, un enclave que también conoce al dedillo.

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Se ha enamorado de Banyalbufar sin conocerlo?»

Me enamoré de Banyalbufar al descubrirlo el pasado julio. Buscaba nadar en un sitio tranquilo, y me recibió el baño de abrazos de la comunidad de este pueblo mallorquín. Experimenté lo mismo que en Corea del Sur, también el coreano es muy cariñoso.

¿Qué es su Vinarius?

Un banco de vinos, una cava romana que conserva la humedad y la temperatura de forma natural. Junto a una posada rural conforman «una experiencia única», según quienes la disfrutan.

¿Qué es una guardería de vinos?

Es como un banco de vinos, una cava con capacidad para cuatro mil botellas, con un espacio propio y cuidada cada una de ellas como si fuera un tesoro.

Nuestros turistas beben mucho, pero no vino precisamente.

Eso tendrá que ir cambiando, se acotará porque tenemos que pasar a un viajero consciente, que no busque una fiesta descontrolada. Hay que salir de las ideas preconcebidas.

¿Qué puede hacer usted por Mallorca?

Muy buena pregunta. He desarrollado una expertise, cuando veo Banyalbufar me enamoro y comprendo que habría que protegerlo. Mallorca tiene un turismo desequilibrado en algunos sitios como la Calobra, que me excedió. Propongo un modelo más consciente y transformador, que ya he materializado en Vinarius.

¿Su Salamanca puede acabar saturada como nuestra Mallorca?

Podría ser, y está en nuestras manos. Tuvimos la gran oportunidad de la pandemia, y la desaprovechamos. En determinadas fechas ya sufrimos problemas de concentración en Salamanca, pero arreglarlo no es utópico, mi proyecto ya se apartó de la tradición.

Presume usted del «mar de Castilla».

Es una frase de Unamuno, para referirse al entorno geográfico de Vinarius. Cuando el viento se mueve, hace el efecto del oleaje. Vengo del «mar de Castilla» al Mediterráneo de Banyalbufar. Soy un apasionado de los mares porque mi abuelo procede del Golfo de Nápoles y mi padre fue capitán de barco.

Su acento no es castellano ni leonés.

Evidentemente no soy de Sevilla. Es una historia de ida y vuelta, pero también en América trabajé en el turismo.

En Banyalbufar se han instalado los magnates Richard Branson y Kim Fournais.

A nadie que descubra Banyalbufar le pasa desapercibido. La atención y la comida fueron exquisitas en Son Bunyola de Branson. En cuanto a Fournais, no solo plantea la restauración de hoteles y fincas, sino que las lleva a cabo. Son Valentí es un lienzo en blanco, y he conocido también la experiencia del hotel Mar i Vent. El conjunto es muy beneficioso para el pueblo.

No exageremos la leyenda de Banyalbufar, también tiene sus contradicciones.

Me explicaron los problemas con el agua, y que no les dejan poner depósitos con argumentos medioambientales, lo cual lleva a la insostenibilidad de lo sostenible.

Banyalbufar tiene su vino propio, la malvasía.

Correcto, ahí hay un asunto muy interesante. Mi primera experiencia con la malvasía fue en Tenerife, donde también se cultiva esa variedad de uvas, y las tengo en mi cava con un vino naranja que no tiene nada que ver con Banyalbufar, un sitio sin duda mágico que se va regenerando.

Sabe usted demasiado de Banyalbufar.

Sé que inicialmente sembraron tomates, que he ido a buscar en el mercado del Olivar para hacerme un pa amb oli muy superior al de la península

¿El vino lo pondrá usted?

Ni mucho menos, por favor, hay un producto autóctono muy interesante que se debe utilizar. Hay que experimentar y recibir energía de los productos locales.

Usted conoce un turismo de cientos, en Mallorca se habla en centenares de miles.

He vivido en un foco de turismo masivo en Mar del Plata, que triplica su población en verano, y ahora trabajo en un pueblo de trescientos habitantes que ni siquiera es de paso, Castellanos de Villiquera. Conozco los dos extremos.

¿Se somete a las puntuaciones de vinos del estilo de Robert Parker?

Estoy de acuerdo con ellas porque ayudan bastante, pero no me gusta seguir únicamente esos criterios. Cada persona tiene un gusto propio, que no solo está guiado por agentes externos. Les pido su parecer a los huéspedes, y no hay una opinión que se repita. Cada persona disfruta de una experiencia diferente.

Desembarca la semana próxima en Banyalbufar, ¿cuál será su sitio?

Mi idea a partir de este viaje a Mallorca consiste en colaborar con los proyectos que ya están en marcha, tratar a Banyalbufar con cariño.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents