Los Manzano vuelven a casa con las tres estrellas Michelin: "Esto no nos va a cambiar"

"Felices" por estar de vuelta en Asturias y sentir el "fresquín" ese de la tierra nada más llegar, y también algo agotados después de 48 horas de infarto en las que se fueron a Murcia de lunes y han vuelto a última hora de este miércoles con las tres estrellas Michelin en la maleta. Así dicen sentirse los Manzano, que han logrado para su restaurante familiar Casa Marcial, en La Salgar (Parres) –el más antiguo y buque insignia de su grupo hostelero–, el máximo reconocimiento de la guía gastronómica. Un hito que disfrutan personalmente, pero que también les hace mucha ilusión por Asturias.

"Estamos contentísimos. Haciendo historia. Es una cosa personal, pero también nos encanta por nuestra región. Siempre digo que Asturias se merece un turismo de calidad y creo que esto es un imán para ello. Tenemos un territorio precioso y necesitamos un turismo guapo", declaró Nacho Manzano recién aterrizado en el aeropuerto junto a su hermana Esther Manzano y su sobrino Chus Sánchez Manzano. Los tres recogieron las estrellas en una gala en Murcia la noche del martes ante un auditorio –en el que estaban los otros 15 cocineros que también tienen la máxima distinción como ellos en España– que se puso de pie y echó unos cuantos minutos, intensos y emocionantes, en aplaudirles: "Creemos que se nos aprecia y eso es muy importante. Fue un momento guapo ver a todos los colegas allí, todo ese talento, y sentirse respetado por todo el sector. Es emocionante".

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Con todo, los Manzano dejan claro que tienen bien puestos los pies en la tierra. "Al final no deja de ser el reconocimiento de una guía gastronómica. El mundo no se acaba aquí", sentencia Nacho, si bien admite que no es una publicación cualquiera, sino la Michelin, con más de un siglo de antigüedad y una especie de biblia para los amantes del buen comer de medio mundo. "Tiene prestigio, es independiente, tienen su criterio, con el que a veces no todos estamos conformes, pero es su criterio. Michelin es rigor, seriedad, eso nadie lo puede negar. Y que ellos te ponga ahí, en el firmamento, es importante".

No son nuevas las distinciones en la familia. Nacho y Esther abrieron Casa Marcial en 1993, en 1999 (para la guía de 2000) llegó la primera estrella Michelin; la segunda lo haría en 2010, lo que convirtió al restaurante en el primero en lograr tal reconocimiento. Esther se convirtió además en la primera mujer en lograr la codiciada estrella en Asturias con La Salgar, restaurante que regentó en Gijón hasta la pandemia, después de la cual ya no reabrió sus puertas. En 2021 Nacho logró el Premio Nacional de Gastronomía, una de las más altas distinciones del sector en España.

"No nos van a cambiar la vida"

Tienen claro en Casa Marcial que las tres estrellas "no nos van a cambiar la vida. No nos cambió con una, ni nos cambió con dos y no nos va a cambiar con tres. No somos ni más ni menos, hay que ser conscientes de lo que representa". Por este motivo Chus Sánchez Manzano sabe qué toca ahora: "Pues ponerse a cocinar. Al fin y al cabo va de esto, de cocinar".

Pero esto no quita que no vayan a celebrarlo en La Salgar con todo su equipo y, por supuesto, con Marcial y Olga, los padres de Nacho, Esther, Sandra –jefa de sala– y Olga –oficinas–, y abuelos de Chus. El cabeza de familia se echó a llorar, explicó Esther, al conocer que el humilde bar y casa de comidas con los que se ganaron la vida él y su mujer para criar a sus hijos en una remota aldea asturiana ha entrado en el más selecto Olimpo culinario de mano de sus hijos. "Estaba muy emocionado nos dijo Sandra por teléfono. Él y mi madre son mayores, hay que entenderlo. La verdad que nosotros ya nos encontramos el camino un poco hecho cuando empezamos gracias a ambos", explica Esther. "Cuando nos fuimos para Murcia nos dijo: Oye, ¿vendréis con la tercera ya, no?".

Y esta vez vaya que si vinieron. Las primeras tres estrellas Michelin para un restaurante asturiano pertenecen a los Manzano al completo. "Es que es muy difícil, no estaba claro, la gente nos felicitaba, que si las quinielas...".

Pues resultó que sí y el cielo gastronómico asturiano brilla ahora mucho más.

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