Con la llegada del buen tiempo, muchos ciudadanos optan por los picnics como una buena alternativa para reunirse a comer o tomar algo con familia y amigos en espacios al aire libre como los parques, más seguros para evitar contagios por coronavirus.

"Antes del coronavirus no solíamos hacer picnics porque quedábamos en terrazas y bares, pero ahora es la forma más segura para poder juntarte con amigos porque evitas el contacto con otras personas y las aglomeraciones", comenta Carmen, que cada sábado se reúne con varios amigos en un parque del municipio de Boadilla del Monte.

Suelen ser más de seis, ya que la mayoría tiene hijos y los llevan al parque, así que se organizan por grupos para no exceder el máximo permitido. "Llevamos la comida, la bebida, las sillas y lo que haga falta y, la verdad, con los niños es el plan que se adapta mejor", cuenta.

Los picnics han proliferado durante la pandemia y han vuelto a coger fuerza ahora, con la llegada de la primavera y la reapertura de la mayoría de los parques de la capital tras los daños causados por el temporal Filomena, como El Retiro de Madrid, que lo hizo por completo el jueves pasado. Son un plan alternativo a los bares y restaurantes y una buena opción ante la prohibición de las reuniones sociales en domicilios.

Sin embargo, la moda de los picnics no tiene por qué perjudicar la hostelería, ya que muchos madrileños en vez de optar por llevar la comida de casa la piden en locales a través de aplicaciones móviles para que se la lleven al lugar de reunión al aire libre.

Sobre esta posibilidad, el director general de Hostelería Madrid, Juan José Blardony, comenta a Efe que a raíz de la pandemia el sector se ha especializado y ha aumentado progresivamente la apertura de locales de comida para llevar a cualquier destino, ya sea una casa o un parque.

La asociación no ha detectado una venta específica de comida en lugares al aire libre, pero su director subraya que si se hace con "responsabilidad" y con todas las medidas de seguridad "no hay ninguna limitación, más allá del número de personas".

Antes de la pandemia, Pedro solía ir de vez en cuando al parque del Oeste de Madrid con sus amigos para tomar "cervezas y pipas", pero ahora piden comida para llevar y la consumen allí al aire libre. "Conseguir mesa en terraza por nuestra zona (Chamberí) es misión imposible. Preferimos venir al parque y pedir comida y bebida y estar tranquilamente", explica el joven.

En la capital hay empresas especializadas en picnics como Pícnic-Madrid, de Carlos y Cristian, que reconocen que esta modalidad está "pegando bastante fuerte" en las últimas semanas.

Cristian cuenta a Efe que en comparación con los datos de facturación de 2019, que fue "un año normal", notan un incremento considerable por la pandemia y en concreto desde el 1 de marzo "ha sido una locura de pedidos, incluso de peticiones para el verano", sobre todo por parte de grupos de seis personas para celebrar cumpleaños.

Los clientes preguntan mucho sobre si "se puede o no se puede" hacer un pícnic y cuántas personas como máximo pueden reunirse.

"Nosotros organizamos el pedido y tenemos dos opciones: o se lo llevamos para que lo monten o se lo montamos con la mantita y el menaje. El servicio de entrega es gratuito para el Retiro pero lo llevamos a cualquier parque", aclara Cristian.

Más allá de El Retiro, los parques "más solicitados" para hacer picnics con esta empresa son el templo de Debod y el de Juan Carlos I.

Los picnics conservan sus rituales en pandemia, como el uso de un mantel o tela grande para depositar los alimentos y de una cesta o bolsa para transportarlos.

Costumbres a las que ahora hay que añadir las normas de seguridad contra el coronavirus: limitaciones en el número de personas en las reuniones al aire libre, uso de mascarilla mientras no se consume y toque de queda.