Calificación *** Dirección: Fuminori Kizaki. Guion: Tow Ubukata, basado en la novela de Osamu Dazai. Música: J. Balvin. Largometraje de animación. 110 minutos

Mantiene casi siempre el nivel del cine de animación ambientado en un escenario futurista demostrando unas cualidades que esta cinematografía domina con verdadera maestría. Ahora bien, es cierto que no se ha aprovechado por completo la presencia de dos nombres de peso en el panorama literario nipón, por un lado el escritor Osamu Dazai, autor de Indigno de ser humano, editada en 1948, que está considerada la obra maestra del autor y que es la segunda novela más vendida en Japón (más de 10 millones de ejemplares), y por otro Tow Ubukata, que se ha encargado de la adaptación. De todos modos el ambiente en que nos movemos está perfectamente concebido.

Es el Tokio de 2036, un momento en el que la medicina ha vencido a la muerte pero sin poder conseguir que el mundo supere el debate que se ha abierto entre civilización y destrucción. En un panorama tan tremendo, uno de los más importantes objetivos que se han hecho realidad es que los seres humanos no sufren enfermedades y que alcanzan una vida útil de 120 años. Naturalmente, no todo es tan relevante y hasta hay enemigos empeñados en acabar con los inevitables defectos del sistema, sobre todo esos seres deformes, los lost, que son un ejemplo vivo de las desigualdades y que caen en la marginación al ser desconectados de la red SHELL.

En tales circunstancias los tres personajes clave de la cinta, Yom Oba, Masao Horiki y Yosihiro Hiragi, emprenden un viaje por la Ruta 16 para entrar en contacto con las clases privilegiadas. Se prepara de este modo el camino a un final en el que la acción y el enfrentamiento siembran los ingredientes que conducen a la gran batalla. Es entonces cuando el director, que asume con esta su segunda realización, tras su debut en 2013 con Bayonetta: the boody fate, revela unas cualidades para el género a tener en cuenta.