Con Al filo del mañana (Edge of Tomorrow) Tom Cruise logra lo que no consiguió ni con Oblivion, ni con Jack Reacher, ni con Noche y día, ni tampoco con la última entrega de Misión Imposible, una película potente, vigorosa y extremadamente entretenida. Un blockbuster pata negra.

Dirigido por Doug Liman (Sr. y Sra. Smith, El caso Bourne), en su último trabajo Cruise muere una y otra vez para intentar salvar el mundo de una invasión alienígena.

Una historia basada en la popular novela gráfica All You Need Is Kill de Hiroshi Sakurazaka en la que Cruise interpreta a un soldado que se ve atrapado en un bucle temporal que le obliga a repetir el día de su muerte a manos de las poderosas fuerzas extraterrestres.

Él es William Cage, un oficial de comunicaciones sin ninguna experiencia en combate que es obligado a ocupar la primera línea de batalla en la que, presumiblemente, va a ser la operación con la que las fuerzas terrícolas esperan dar un giro al discurrir de una contienda que tienen claramente perdida.

Allí, en el campo de batalla, Cage se topará con Rita Vrataski (Emily Blunt, una soldado de élite conocida como el Ángel de Verdun tras su heroica acción militar en la gran, y única hasta el momento, victoria de los terrícolas sobre los aliens.

Un mito viviente que se convertirá en la gran aliada de Tom Cruise en el campo de batalla y que le guiará para intentar aprovechar su nuevo "poder" para desnivelar la balanza en favor de los humanos.

Esta es la atractiva premisa de la que parte este resultón híbrido entre Starship Troopers y El día de la marmota en el que también encontramos trazas de otras películas como Código fuente o Salvar al soldado Ryan.

Liman ofrece entretenimiento puro y duro exprimiendo al máximo las posibilidades que le permite la curiosa estructura argumental de la historia. Y lo hace, además, sin liar en exceso la madeja de la paradoja temporal. Puede que a este último empeño le debamos también el gran lunar de la cinta: un final algo simplón y demasiado complaciente.

Pero a pesar de que no nos guste la guinda... el pastel sigue estando delicioso. Entre muerte de Tom y muerte de Cruise Al filo del mañana nos deja un buen puñado de espectaculares secuencias de acción aderezadas con certeros golpes de humor. Un tono que le va como anillo al dedo para huir totalmente de una solemnidad y seriedad que podrían haber dado al traste con todo el conjunto.

Y es que, más allá de sus bondades técnicas, la gran música de Christophe Beck, del innegable carisma de Cruise o de su imaginativa propuesta, la gran virtud de Al filo del mañana es no tomarse a sí misma demasiado en serio. Sin necesidad de impostar nada más, Liman -que no firmaba un trabajo tan redondo desde El caso Bourne- da lo que promete: toneladas de diversión a un ritmo endiablado. Cine palomitero del bueno.