'En la mente del asesino' no está a la altura de las anteriores aventuras cinematográficas del detective y psicólogo Alex Cross, creado por el escritor James Patterson y muy popular en Estados Unidos, concretamente de 'El coleccionista de amantes' y 'La hora de la araña', y ni siquiera es un thriller intenso que logre su objetivo de atrapar al espectador en una dinámica de tensión y de inquietud.

El hecho de no estar basada en una novela concreta, aunque se inspira en cosas de Cross, puede ser la clave, ya que el nuevo director, un Rob Cohen especialista en cine de acción y de aventuras no demasiado brillante, ha debido lidiar un guión excesivamente especulativo y, sobre todo, nada satisfactorio a la hora de enfrentarse de nuevo al tema de la venganza.

Lo menos interesante, con mucho, de la cinta es esa obsesión tan socorrida de convertir al villano de turno en un ser execrable a tope que despierta la aversión del público, de modo que éste desee fervientemente que se le ejecute de forma sumarísima.

El cambio, por otra parte, del actor que incorpora a Cross, con Tyler Perry sustituyendo a un Morgan Freeman que se echa de menos, y que ha sido jubilado supuestamente por ser demasiado mayor para la realidad del personaje, también es un handicap a tener presente, aunque de menor entidad.

Lo que falla de forma fundamental es la dirección y un guión que bebe en exceso en las fuentes de la rutina del cine de acción. Por eso nos volvemos a topar con el enfrentamiento, en clave de juego del gato y el ratón, del policía que sigue la pista de un peligroso, sádico y cruel delincuente que no sólo ha acabado con la vida de cuatro personas que obstaculizaban sus fines, también mata con absoluta frialdad a la esposa de aquél, que además estaba embarazada.

Así pues, lo que comienza como un producto policiaco con la consabida pareja de agentes como protagonista, estalla al final por los aires.

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