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'Tori y Lokita', la energía renovada de los Dardenne

Los hermanos belgas se acercan a la altura de sus mejores obras con la historia de dos jóvenes inmigrantes africanos enfrentados a la maldad del Sistema

Luc y Jean-Pierre Dardenne, en Cannes. EP

Jean-Pierre y Luc Dardenne son leyendas vivas del Festival de Cannes. Su palmarés personal en el certamen así lo acredita: aquí no solo han ganado la Palma de Oro en dos ocasiones, sino que además han obtenido un Gran Premio del Jurado, un galardón a la mejor dirección y otro al mejor guion y varios reconocimientos más. Sin embargo, el bache creativo del que los hermanos belgas han dado muestras de atravesar en los últimos tiempos llevó a muchos a dar por hecho que se les había acabado la gasolina creativa. ‘Tori y Lokita’ es una rotunda demostración de lo contrario.

Presentada este martes a concurso en la Croisette, retrata a una adolescente procedente de Benin que reside en un hogar para inmigrantes en Lieja junto al niño de 11 años al que hace pasar como su hermano, procedente de Camerún. Con lo que ganan vendiendo drogas, ella intenta enviar dinero a su madre, pero al mismo tiempo debe saldar su deuda con los mafiosos que la trajeron a Europa. Cuando comprende que sus esperanzas de una vida mejor están cada vez más lejos de hacerse realidad, la joven acepta un trato del que no tardará en arrepentirse.

Economía narrativa

Una de las grandes virtudes artísticas de los Dardenne es su habilidad a la hora de hacer que su cine parezca fácil incluso cuando está dotado de gran complejidad gracias a los dilemas morales que las situaciones afrontadas por los personajes plantean. ‘Tori y Lokita’, es cierto, es una película simple, al menos a nivel conceptual: a un lado sitúa a dos personajes oprimidos; al otro, a varios villanos que encarnan la maldad del Sistema. Es su modo de desarrollar esa premisa -ese incomparable sentido de la economía narrativa que hace que a la película no le sobre ni una escena, esa capacidad de generar niveles de tensión dramática propia de un ‘thriller’ de David Fincher- lo que la eleva a alturas cercanas a las de las mejores obras de la pareja, ‘Rosetta’ (1999), ‘El niño’ (2005) y ‘El niño de la bicicleta’ (2011).

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