El cineasta Imanol Uribe vuelve a la gran pantalla con ‘Llegaron de noche’, una película que narra la historia real de Lucía, la única testigo en la matanza de los jesuitas en El Salvador en 1989. Ella vio quienes fueron los asesinos. Una versión que no encajaba con la de un gobierno en plena guerra civil.

¿Qué es lo que le empujó a querer narrar esta historia?

La idea surgió tras leer una novela del escritor Jorge Galán, que cuando la presentó en El Salvador tuvo que salir corriendo. Manuel Vicent le dedicó una de sus columnas y en seguida me puse en contacto con él. Nos fuimos a El Salvador a conocer a los supervivientes y después fuimos a California a conocer a Lucía, la única testigo de la matanza.

Ella perdió todo lo que tenía por querer contar lo que había sucedido.

Este personaje fue el que verdaderamente me motivó. Ella es una mujer humilde que por defender la verdad fue capaz de pasar por una vía crucis. Ni ella ni su familia pueden volver a El Salvador actualmente. La verdad no vale nada en estos tiempos. Es pisoteada constantemente. Por eso me parecía importante contar la historia de este mujer, ahora más que nunca. Este suceso está medio olvidado. La gente joven no tiene ni idea de lo que pasó y eso que ocurrió en 1989. La verdad siempre es humilde, pero las 'fake news' no. Siempre se miente o se exagera de una manera interesada o lucrativa. Aparte de mis condicionantes salvadoreños porque nací allí, estudié con los jesuitas y conocía a Ignacio Ellacuría, uno de los jesuitas asesinados.

¿De qué manera se cuenta lo sucedido en la película?

La estructura de la película está centrada en el interrogatorio que Lucía sufrió durante ocho días con el FBI en Miami. Ella llegaba allá protegida por los jesuitas pero el FBI la secuestró directamente y la tuvieron encerrada junto a su marido y a su hija. Le presionaron psicológicamente hasta el punto de que casi consiguieron que cambiase su versión.

La película se rodó en Colombia en lugar de en El Salvador. ¿Por qué?

Cuando estuvimos allí viendo localizaciones para la película, comprobamos que era prácticamente imposible rodar allí por el nivel de violencia que había en la calle. Todos los acusados del conflicto, los inductores de esta historia, siguen libres. Las localizaciones no se conservaban tal y como eran. Me parecía absurdo a arriesgarnos tanto. Colombia ofrecía paisajes muy parecidos y además, una productora colombiana se interesó por la película.

¿Qué significa ‘Llegaron de noche’ en su filmografía?

Es la película que más tiempo me ha costado rodar. Seis años en total. Todas las producciones son un viaje iniciático para descubrir muchas cosas y en este caso el viaje ha sido mucho más intenso. He conocido a gente extraordinaria.

¿Hay expectación ante la película en El Salvador?

Me consta que hay gente muy interesada. Sé que ha despertado mucha curiosidad porque la herida sigue abierta. De hecho, hay un juicio reabierto, que no creo que tenga garantías de ser justo.

¿Se puede comparar la matanza de los jesuitas de El Salvador con otro suceso de la historia de España? ¿Con una carga política y social parecida?

Se me ocurre un caso, que es algo alejado, con el que estuve tentado de hacer mi primera película. La primera de todas, la película 0 (ríe). Hablo de los sucesos de Casas Viejas, una matanza con connotaciones diferentes.

En un momento en el que la verdad parece que no importa a algunos, ¿dónde queda el cine?

El cine está para sacar la verdad a relucir, hablo del documental. A mí me gusta dejar constancia de la verdad. No creo que el espectador, el fiel, esté desencantado.

¿Qué vendrá después de esta película?

Otra. Pero no puedo hablar mucho de ella por si me roban la idea (ríe). Volverá a situarse en América Latina. Estamos haciendo el guion.