Hasta el momento, Rodrigo Sorogoyen se había caracterizado por ser un director eminentemente urbano. Sus películas, desde 'Que Dios nos perdone' hasta la serie 'Antidisturbios' tenían como escenario las calles de ciudades en las que latía la incomunicación, la corrupción, la violencia y los conflictos morales derivados de ella. En su nueva película, 'As bestas', el cineasta cambia radicalmente de paisaje para abordar el thriller desde un punto de vista rural, aunque en esencia se mantengan sus rasgos autorales a la hora de crear tensión e incomodidad atmosférica. 

Después de rodar durante el verano durante tres semanas y media en una aldea del Bierzo, el equipo se prepara para abordar la segunda parte del guion (después de una elipsis narrativa) que tiene lugar en invierno y que finalizará el 10 de diciembre. En este impase, se ha ido montando el material ya finalizado y hemos podido ver las primeras imágenes (todavía no definitivas) como aperitivo de lo que será una película que hablará de intolerancia, de rencillas y odio enraizado y que comienza con una espectacular escena en la que tres hombres luchan contra un caballo para realizar la tradicional Rapa das bestas. 

Una pareja francesa, compuesta por los intérpretes Denis Ménochet ('Custodia compartida') y Marina Foïs ('El taller de escritura'), se han asentado en tierras gallegas y practica el cultivo sostenible y ecológico, al mismo tiempo que intenta rehabilitar casas abandonadas para que vuelvan a tener una segunda vida. Sin embargo, la gente del pueblo no los acepta, los mira con irritación hasta que la situación se vuelva todavía más abrupta a partir del momento en que se nieguen a firmar la cesión de sus tierras a una empresa eólica que está comprando la zona para expandir su negocio y, de paso, arrasar con el ecosistema.

Rodrigo Sorogoyen, con Marina Foïs, en el rodaje de 'As bestas'. LUCIA FARAIG

Nos interesaban los conceptos de patria y de tierra, a quién pertenece, si puedes amarla o no por haber nacido en ese lugar, quién tiene más derecho sobre ella. Son temas que han ido mutado en los últimos tiempos, pero que son universales. Todos conocemos conflictos que se han generado por una linde”, cuenta el director en un desayuno de prensa después de proyectar las imágenes. 

A pesar de que Sorogoyen asegura que no se trata de un caso concreto, irremediablemente resuena el eco de la crónica negra y la muerte del holandés de Petín, Martin Verfondern, en 2010, asesinado por un vecino discapacitado del pueblo en el que vivía después de que su familia hubiera acosado hasta el extremo al extranjero. Encontraron los restos de su cuerpo en el bosque después de ser devorado por las alimañas. 

El equipo habitual

El director vuelve a firmar el guion con Isabel Peña (lo tenían escrito antes de empezar 'El reino') y en el equipo encontramos a sus hombres de confianza: Olivier Arson como compositor de la banda sonora, Alex de Pablo como director de fotografía y Alberto del Campo como montador. En el reparto, uno de sus rostros habituales, el de Luis Zahera, que consiguió el Goya al mejor actor secundario gracias su papel en 'El reino'. El propio Sorogoyen también se encuentra involucrado en la producción de la película a través de Caballo Films, junto a Arcadia Motion Pictures en coproducción con Francia. 

En esta ocasión, además del entorno, también cambia el estilo. El cine de Sorogoyen se identificaba hasta el momento por el uso de la cámara en mano y los grandes angulares, algo que desde el principio se impuso no utilizar. “La planificación en este caso es muy distinta, se amolda al paisaje, a su tempo, por lo que hemos empleado ópticas muy diferentes. Quería poner la cámara en trípode, hacer travellings con vías, para dar una sensación de wéstern clásico”. 

Más novedades, además de contar con actores internacionales, para encarnar a la gente del pueblo se ha optado por un cásting de lugareños sin experiencia previa en el cine. Todo para dotar de autenticidad a uno de los proyectos más esperados del próximo año.